La
actualidad nos obliga a dar al comentario de hoy protagonismo de
primera página y de ahí que, como es costumbre, no le busquemos su
ubicación habitual el viernes, ya que de lo que les vamos a hablar
es de accidentes de tráfico. Concretamente de las cifras acumuladas
a lo largo del año pasado y que comenzamos adelantándoles que el
Ministerio del Interior teme volver a los números de hace unos años,
cuando eran negativos si los comparábamos con ejercicios anteriores.
Lo primero que debemos decir es que, aunque finalmente lo hemos
acabado con tres fallecidos menos, desde el principio se temía todo
lo contrario, amenazando con plantear nuevas cifras que echaran por
tierra el trabajo desarrollado por la Dirección General. Ahora de lo
que se trata es del inicio de este año, porque todo indica que en
2015 los malos augurios se imponen. Solo en enero las cifras no
anuncian nada bueno, puesto que, según los datos del Gobierno, este
primer mes ha dejado nada menos que 88 personas fallecidas.
Concretamente casi un cuarenta y cinco por ciento más que en enero
de 2014, que fueron sesenta y uno.
Con
todo, si lo comparamos con enero de hace cincuenta años, vemos que
es el mejor, eso sí, exceptuando 2013 y 2014. Es evidente, no
obstante, que este aumento preocupa mucho a los colectivos de
víctimas, asociaciones y organizaciones ligadas al tráfico, que
denuncian ante los responsables de la Dirección General una
preocupante relajación, como si nos encontráramos detenidos. Por
todas estas circunstancias negativas, insisten en la trascendencia
que tendría la incorporación de nuevas medidas a las actuales,
convencidos de que es fundamental innovar y al mismo tiempo eliminar
las iniciativas que en su día se pusieron en marcha, pero que hoy no
es posible obtener de ellas más rendimiento, asumiendo que las
medidas pierden sus objetivos con el paso del tiempo, como es el caso
del carné por puntos o los radares, que, cuando sabemos dónde
están, pierden efectividad.
El
nuevo Gobierno del Partido Popular, casi desde el primer día de su
llegada, quiso mejorar sensiblemente los datos de accidentalidad
conseguidos por los anteriores gobernantes y para ello preparó a
personas y áreas de trabajo con este fin. Y así ha sido justo hasta
el pasado mes de enero, que ha acabado con la tendencia la baja
mantenida hasta ahora. Para los técnicos, en materia de Seguridad
Vial nunca hay que bajar la guardia, y en nuestro país echamos de
menos el mensaje permanente de alerta de las autoridades de Tráfico
al conductor. Dicho esto, hay que ir más lejos y evitar, por
ejemplo, los mensajes negativos para la Seguridad Vial que nos
llegaron desde el propio Gobierno, como es el caso de la propuesta de
aumentar la velocidad en autovías y autopistas de 120 a 130
kilómetros por hora. Y como todo el mundo sabe que este tipo de
mensajes, donde tiene cabida la permisibilidad, es el que queda entre
los conductores porque parece no importar correr, acaba siendo muy
peligroso. Esta misma idea le llegó al Gobierno de parte de las
instituciones que le sirven de consejo, desde donde afirmaron que
esta medida, la de aumentar la velocidad hasta 130 kilómetros por
hora, conllevaría un impacto en los criterios de conducción segura
aprendidos y asumidos por los ciudadanos desde hace mucho tiempo. Con
lo que debemos quedarnos es con el hecho de que el mes de enero haya
comenzado así, con ochenta y cuatro fallecidos, debe ser una alerta
de que algo no está funcionando. Y lo que debemos hacer es
reaccionar con urgencia, porque de otro modo podríamos retroceder
muchos años.