Con
diferencia, y mucha además, la concentración motera de este fin de
semana ha arrasado con todo, informativamente hablando. Ni el viento,
ni la lluvia, ni los árboles dañados, ni los contenedores
arrastrándose a sus anchas… Lo importante han sido las motos, a
las que se les ha venido encima, a sus propietarios queremos decir,
una buena parte de las críticas que hemos conocido a lo largo de los
tres días que ha necesitado para su desarrollo. Y decimos que una
buena parte de las quejas han sido para sus propietarios, porque la
otra mitad ha sido de apoyo, que tampoco está mal y que vienen a
confirmar que entre nosotros la afición motera debe ser tenida en
cuenta para futuras convocatorias. Evidentemente, la meteorología no
ha ayudado en nada al lucimiento de la espectacular caravana que
suele originar la visita masiva de quienes gustan de reunirse allí
donde se les da cobijo, se les respeta y se agradece su esfuerzo,
porque recordemos que los desplazamientos desde su lugar de origen
suelen ser importantes, en distancia y en esfuerzo físico, y más en
situaciones de temporal como la de este fin de semana. Desde el
viernes por la tarde pudimos comprobar las ganas con las que se iban
incorporando a la organización haciendo caso omiso de los avisos de
fuertes rachas de viento y lluvia que estaban previstas hasta el
sábado por la tarde. De hecho, sabemos que algunas carpas de las
instaladas en los alrededores de la basílica-santuario fueron
arrancadas de cuajo por la fuerza inaudita del dios Eolo.
Sin
embargo, como decimos, la concentración motera ha tenido alrededor
de su organización una serie de contratiempos nada desdeñables y
que estamos seguros que nos vendrá a todos bien solventarlos
previamente en caso de que se siga en la idea de institucionalizarla.
Sin ir más lejos, y si se mantienen las intenciones de algunas
organizaciones ecologistas y de la propia Junta de Andalucía, están
por iniciarse e incluso de cruzarse una serie de denuncias que tienen
como fin, primero, conocer las razones de las partes en la
convocatoria que algunos rechazan de plano, y, segundo, y quizás lo
más serio, la supuesta desobediencia que ha protagonizado el
Ayuntamiento frente, no a la prohibición oficial porque de hecho no
ha existido y sí porque al parecer no solicitó en tiempo y forma
los permisos oficiales que se supone necesitan este tipo de eventos.
De las consecuencias que en su día puedan derivarse de lo que parece
llevará tiempo por el paso obligado que hará por los juzgados, nada
intuimos y desde luego que deberán conocerse los argumentos de unos
y de otros para decidir hacia dónde se inclina la balanza.
Decidan
lo que decidan, que nadie pierda de vista que, de entre las
ineludibles obligaciones de los regidores municipales con respecto a
la dinamización de su ciudad, está la de promocionarla
turísticamente y la de hacerla acogedora a quienes la visiten. Que
la concentración motera era y ha sido de hecho una ocasión de
extraordinaria importancia en este apartado concreto, nadie debería
ponerla en duda. Que quizás el sitio elegido, el momento tan crítico
en el que se halla la comunidad de linces que tienen su hábitat en
la sierra o que se deben obtener con tiempo los permisos que demanden
estos acontecimientos masivos, y más con vehículos a motor de
por medio, pues también debe ser considerado como prioritario por
parte de la organización. A todo esto, si sabemos que la
convocatoria ha supuesto una entrada atípica por inesperada de
dinero que ha sido recogido mayoritariamente por el gremio de la
hostelería y que nos hemos quedado casi sin habitaciones libres en
los hoteles de la ciudad y del entorno del santuario, atención a lo
que se dice y sobre todo cómo, porque estamos en tiempo electoral y
no es desde luego el mejor para dar opiniones. Entre otras razones,
porque lo normal en asuntos de este tipo es que se critique tanto si
se convoca como si no. A veces, las decisiones deben tomarse luego de
sopesarlas una y mil veces. La pregunta por tanto es: ¿alguien
piensa que la concentración motera de este fin de semana no ha
demandado ímprobo trabajo? Precisamente por eso como mucho
aceptaríamos que las cosas se podían haber hecho mejor. En eso sí
estaríamos de acuerdo. Por cierto, a nosotros, por favor, que nadie
nos arrogue más papel que el de simples mensajeros. ¡¡¡Y ya está
bien de que siempre les toque a los mismos pagar los platos rotos
cuando de buscar culpables se trata. Ya está bien!!!