jueves, 19 de febrero de 2015

EL CALVARIO DE LOS PREFERENTISTAS Y LOS ACCIONISTAS DE BANKIA

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Las personas que por aquellos años cayeron en la trampa que le tendieron desde Bankia, convencidas de que adquiriendo acciones de esa entidad presidida por Rodrigo Rato, expresidente del Fondo Monetario Mundial y exministro del Gobierno de José María Aznar, que incluso llegó a rechazar la candidatura para ser presidente del Gobierno y que durante años ostentó el título del ministro del milagro económico español, no solo apoyarían la idea de hacer más grande a esta caja de ahorros, sino que conseguirían unos beneficios muy por encima del resto de la oferta del mercado. Compraron acciones, por tanto, convencidos de que se trataba de una buena y segura inversión, pero se equivocaron; o los engañaron, que es más real si tenemos en cuenta lo que al final ha resultado luego de la salida a Bolsa de la entidad. Quiénes les iban a decir a las partes ahora enfrentadas, los accionistas y los consejeros, que se verían las caras a las puertas de la Audiencia Nacional en Madrid con los pequeños ahorradores gritándoles con todas sus fuerzas que son unos golfos y unos mangantes.  Casi todos los allí congregados son jubilados que portan pancartas en las que podíamos leer frases como “Dónde está nuestro dinero” o “Justicia ya”, añadiendo a sus gritos que han arruinado a miles de familias. ¿Quién les iba a decir a estos exconsejeros que se verían en semejante situación, que serían defenestrados socialmente con calidad de chorizos y de baja calidad?

No obstante, que nadie crea que los imputados se han venido abajo y han confesado su culpa. Al contrario, han elegido diferentes estrategias para su defensa, aunque todas coinciden en que son inocentes. José Antonio Moral Santín, exvicepresidente de la entidad por Izquierda Unida, asegura que el dinero de las tarjetas era un paquete retributivo exento de tributación; para otros eran gastos de representación por su condición de consejeros. Solo cuatro de los diez imputados  justificaron a ojos del fiscal los gastos derivados de sus actividades en el cargo. Pedro Bedia, exconsejero de Comisiones Obreras, le ha dicho al juez de la Audiencia que, en alguna ocasión, le llamaron de Caja Madrid para animarle a gastar el dinero que le habían asignado. Sus gastos sumaron casi ochenta mil euros. A Juan José Azcona, también de Comisiones Obreras, no le han solicitado fianza por el dinero que gastó al entender que sus gastos se ajustan a la función social de consejero. Rodolfo Benito, del mismo sindicato, gastó ciento cuarenta y seis mil euros y tampoco le han pedido fianza.


Para que se hagan ustedes una idea de cómo se las gastaban algunos de estos consejeros, sepan que entre José María Arteta y Ramón Espinar,  ambos del PSOE; Gerardo Díaz Ferrán, entonces presidente de la CEOE; Gonzalo Martín Pascual, de UGT; Guillermo Marcos, de Unipyme, e Ignacio de Navascués, de Confederación de Cuadros, se gastaron de las tarjetas negras o “black” nada menos que ochocientos mil euros invertidos en caprichos personales y muy alejados de los gastos de representación que se supone que debían cargarse en estas cuentas. Y los hemos elegido al azar para evitar extender el comentario de hoy. Eso sí, sabemos que representan solo a algunas de las partes, porque faltan otros personajes del mismo o parecido rango. Lo que sí conseguimos con esta representación es aproximar a una realidad sangrante a quien nos lea o escuche con un objetivo concreto: que empaticen con las personas que vemos en las imágenes televisivas reclamando lo que es suyo, que a su vez se unen con los preferentistas arruinados por la misma causa, es decir, por el engaño que desde la cúpula de esta entidad se puso en circulación y que a muchos de ellos les ha supuesto la ruina personal, porque eran todos sus ahorros.