Que
el estado de la carretera influye en la conducción, es algo que
nadie cuestiona; simplemente se acepta y se comparte como dogma de
fe. Pero hay más, ya que es precisamente el mal estado del firme lo
que acaba deteriorando con más intensidad nuestro vehículo, ese que
tanto necesitamos, que tanto nos costó y que con tanto sacrificio
mantenemos cuando tenemos que recuperarlo luego de una avería. Son
los baches, socavones y demás obstáculos los que acaban con la
suspensión, con los neumáticos, los que llenan el habitáculo de
ruidos, los que nos obligan a revisar las luces cortas y largas, los
que nos obligan a cambiarlos porque se caen de viejos a los pocos
años de uso. Este detalle, aunque a algunos les cueste creerlo,
forma parte importante del por qué nuestra provincia se entretiene
en adquirir casi veinticinco mil coches usados al año, que ya es
decir. Es como afirmar que somos la provincia que más coches viejos
tiene en su parque, la que más necesita de atención mecánica y
repuestos, y la que más problemas da a la hora de enfrentarse a la
ITV. Puede que nos guste o no, pero que es así no parece admitir más
discusiones.
Llegados
a este punto, recorrer los establecimientos dedicados a esta
actividad creemos que nos viene bien a todos, entre otras razones
porque en ellos y sus técnicos reside buena parte de nuestro futuro.
Si tenemos en cuenta que el coche, usado o nuevo, se adquiere casi
siempre desde una perspectiva de necesidad, porque escasos son los
que dedican al paseo, elegir uno no es algo sencillo si se trata de
un segunda mano. Si fuera de estreno solo se trataría de acudir al
concesionario en donde se venda y punto. El usado tiene sus reglas y
éstas inevitablemente pasan porque el que nos guste lo encontremos
en buenas condiciones y a precio asequible, algo que no siempre
concurre en la adquisición. Por eso es fundamental, primero, elegir
a quién comprárselo y posteriormente comentarle el coche que
buscamos, porque no duden ustedes que el vendedor se encargará de
encontrarlo y en poco tiempo. A la hora de decidirse por el coche,
fundamental será que antes nos hayamos informado de la seriedad del
establecimiento, ya que, por la crisis o porque el negocio funciona,
de un tiempo a esta parte encontramos locales con algunos coches a la
venta en donde hace una semana se vendía chucherías.
El
coche de segunda mano, como el nuevo, demanda un buen vendedor, capaz
de asesorarnos de la conveniencia o no del automóvil que nos gusta,
de su kilometraje, de quién ha sido su anterior propietario, de su
estado general… Y, una vez el precio está decidido y el comprador
lo conoce y acepta, la garantía, el servicio y la atención que le
ofrece en caso de que presente problemas serios y otros detalles que
también son importantes. Dicho todo esto, si nosotros les invitamos
a huir de quienes nos venden los coches que tiene aparcados en calles
o avenidas, en parques o aparcamientos al aire libre, no parece que
exageremos. Al contrario, nos quedamos cortos. Siendo conscientes de
que el que adquiere un coche usado lo hace porque anda escaso de
dinero para invertir, que a nadie se le ocurra menospreciarlo como
comprador. De hecho, tiene los mismos derechos que el que adquiere
uno de estreno, incluso la garantía, que puede ser completa si lo
deciden comprador y vendedor.
Dicho
todo esto, conviene que nadie se pierda en el camino de ida y en el
de vuelta. Alrededor del coche usado nunca faltan los que gustan de
ganar dinero y pocos clientes, y de éstos debemos huir cuanto antes.
Ponerse en contacto con los establecimientos especializados en este
mercado es la mejor decisión que podemos tomar, independientemente
de que luego nos gusten o no los vehículos que nos ofrezcan, aunque
esto también ocurre en el mercado de vehículos nuevos.