jueves, 5 de febrero de 2015

LAS ELECCIONES ANDALUZAS Y LO QUE NOS CUENTAN LOS INTERESADOS

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Las elecciones autonómicas, convocadas oficialmente para el 22 de marzo, no están dando mucho de sí si nos ceñimos a lo periodístico. Es verdad que los sindicatos, listos como ellos solos, conscientes de que son días idóneos para la reclamación, andan con lo suyo a cuestas, como pesada carga de la que no se desprenden ni con la prisa ni la suficiencia que sería aconsejable para su continuidad, porque lo de que han perdido una buena parte de su buen nombre no creemos que haga falta echárselo en cara, que ya tienen bastante. Y es que no se puede estar en más de dos sitios a la vez, y que si se está echando mano del dinero que no es de uno, no se puede andar a la gresca en la crítica dura y convocando a los suyos  para meter miedo a la patronal. Ya lo hemos visto en Andalucía y estamos asistiendo a un caso parecido en Asturias, aunque en esta parte del mapa se trata de un solo personaje con más cara que espaldas y menos entrañas de las convenientes.

Por el momento, los directamente beneficiados parecen que serán los sanitarios con contrato de trabajo de poca monta, porque no van a tardar en formar parte de la plantilla general de la Consejería, y este es un detalle que viene a confirmar, no solo que las elecciones generan dinero para mejorar la imagen de los que quieren ganar, sino que infunden tranquilidad a los generalmente afectados por una dejadez oficial preocupante. Sin ir más lejos, ¿estarían dispuestos a apostar porque ahora sí que va de veras lo de pagar las pagas extraordinarias que adeuda la Junta a los funcionarios? Ellas y ellos, por si las moscas o por si finalmente toca la campana, ahí están, con pancarta en mano reclamando lo que en justicia es suyo. Naturalmente, dependerá del nivel de decibelios que generen sus gritos y de la puesta en escena que sean capaces de interpretar, pero el hecho de que hayan decidido que es el momento y de que ya está bien de recortes y siempre para los mismos, cuando menos les acerca al cobro más que si hubieran permanecido en sus asientos esperando un milagro.


En cuanto a lo que el resto de invitados a la fiesta democrática del 22 de marzo se han planteado y nos están enviando en mensajes envueltos en la piel de higos chumbos y en plástico comestible, nada nuevo. Frases hechas, vaguedades cuando se trata de implantar medidas sociales y poco más. Una vez el Partido Popular, que es la otra gran fuerza política andaluza, ha demostrado que su tendencia natural no es precisamente la de situarse al lado de los más necesitados y que lo suyo son las grandes cifras macroeconómicas, la de rascar votos de partidos antagónicos no parece que sea posible y al menos no sencillo. Y más si tenemos en cuenta a Podemos, que viene con fuerza desde Madrid y que entre nosotros no ha encontrado aún al líder capaz de mover masas como lo viene haciendo en todas sus convocatorias el bloque duro. Por lo tanto, a la espera de que comiencen a disparar con balas de verdad y se dejen de brindis en solitario y de envenenar su propio futuro, habrá que tener paciencia y mirar con la máxima objetividad lo que ocurre a nuestro alrededor. Por el momento, ya les decimos, poco o nada que decir.