viernes, 27 de febrero de 2015

LO DEL AGRAVIO COMPARATIVO LO LLEVAMOS MUY MAL

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La Dirección General de Tráfico lo tiene decidido desde hace tiempo y, a no tardar, comenzarán las dedicaciones y las estrategias de los agentes de Tráfico de la Guardia Civil a ser más visibles en las carreteras secundarias. Las razones son de sobra conocidas por todos, especialmente por quienes las recorren habitualmente, y que no son otras que el alto índice de accidentalidad que registran y también el de siniestralidad. Dicho esto, que equipen a algunas de ellas con radares de velocidad, que los agentes las vigilen más y que aumenten las denuncias por estas causas vendrá a ser la consecuencia de la propuesta decidida que hasta ahora mantienen las autoridades responsables de la circulación. Desde el automóvil, el conductor echa de menos, también, actuaciones concretas sobre el asfalto, las cunetas, la señalización, las entradas y salidas de este tipo de vías, los vehículos que más las usan y los límites de velocidad que algunas de ellas permiten, que no siempre, por trazado, orografía y estado del firme, responden a la realidad y sí a decisiones caprichosas de unos técnicos que deciden genéricamente y no hacen concesiones de ningún tipo a la particularidad o  características de algunas vías de comunicación.

No obstante, por aquello de ir mostrando opiniones que nos llegan procedentes de quienes tienen la amabilidad de leer nuestros comentarios, lo que mayoritariamente demandan los usuarios es que le mejoren la carretera que suelen usar habitualmente. Porque atacan directamente a su vehículo, porque son peligrosas porque el trazado es de principios de siglo, porque están insuficientemente señalizadas y mal ubicadas las existentes, porque los límites de velocidad no deberían ser genéricos y sí concretos en donde sea necesario, porque, en fin, todos los gastos corren a su cargo: vehículo, denuncias, accidentes… Es denunciable el mal estado de carreteras como la que une Andújar con Jaén, o con Arjona, o con Porcuna, o con Valenzuela , en la provincia de Córdoba; en el mismo sentido, no lo es menos el estado deplorable de la autovía A-4 en la totalidad de su recorrido por la provincia. Evidentemente, la inactividad que detectamos desde siempre, porque es un problema endémico de nuestra provincia el que sus carreteras sean de las peores del territorio nacional, responde a la apatía o desinterés que muestran nuestros representantes políticos en los diferentes foros en donde se decide dónde y en qué invertir. Y se percibe claramente desde el momento en el que entramos en las provincias limítrofes y comprobamos que para sus vías de comunicación sí que ha habido dinero.


Y si hay algo que no acabamos de digerir, de llevar bien, de aceptar de buena gana es lo del agravio comparativo al que asistimos permanentemente en el apartado de las carreteras. Que no solo en este detalle o apartado, de acuerdo, pero hoy lo que toca es el estado general de la red de carreteras de nuestra provincia y a eso vamos, a dejar constancia pública de que no estamos de acuerdo, de que exigimos más dedicación a quienes tienen la ineludible obligación de luchar por nosotros y nuestro futuro. Ellas y ellos fueron los que nos dijeron que unas vías de comunicación en condiciones facilitan la aproximación de los pueblos entre sí y que esto es lo mismo que afirmar que generan riqueza permanentemente. Si es así, si son frases literales suyas, ¿a cuento de qué guardan silencio y no reclaman inversiones acordes con el pésimo estado de nuestra red vial? ¿Cómo se puede permitir, por ejemplo, que una autovía como la A-44, que une Bailén con Motril y que soporta un tráfico altísimo, no alcance en calidad a un camino rural? Vergüenza debía de darles. Y mucha.