lunes, 2 de marzo de 2015

LA IMPORTANCIA DE SABER PRIORIZAR

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Siguiendo la actualidad, de vez en cuando escuchamos, leemos o vemos declaraciones de algunos de nuestros ilustres, entendiendo que se trata de personajes de actualidad por infinidad de razones, especialmente relacionados con la política o la corrupción, tan de moda actualmente, y no acabamos de creernos que ellos y ellas, a su vez, nos crean imbéciles o algo parecido. Es el caso, por ejemplo, de la señora Ferrusola, a la sazón esposa del muy honorable Pujol y madre de la familia española con más pícaros y ladrones por metro cuadrado, que, preguntada por el juez que instruye la causa sobre el enriquecimiento de su hijos y su marido, ha respondido con rotundidad que en su familia va con una mano delante y otra detrás, que es lo mismo que decir que no tienen recursos económicos. En la calle se ha entendido la frase de otra manera, como cabía esperar, y se ha llegado a la conclusión de que lo que ha querido decir la exprimera dama catalana es que, efectivamente, en su familia trincan todo lo que les llega a las manos de delante y las de atrás. Y las acciones que presuntamente han protagonizado y la fortuna que ni siquiera ellos conocen, confirman que los cargos públicos, especialmente si éstos están en manos de padres y hermanos, son mucho más rentables que acabar la carrera con nota cum laude.

Pero hay más, porque también desde la clase política activa nos llegan rayos de luz, destellos de intelectualidad supina, que, si no fuera porque cada vez estamos más convencidos de que estamos en manos de incompetentes, caeríamos en una depresión de caballo de la que nos costaría salir. Es el caso de la señora Gomendio, actual secretaria de Estado de Educación, que ha venido a decirnos que el actual sistema universitario es inviable por razones económicas. Sin embargo, todo indica que a nuestro alrededor existen infinidad de entes y personas que demandan mensualmente millones de euros para su mantenimiento y desde luego mucho menos rentables que la educación; es más, incluso podíamos decir que innecesarios porque podíamos sobrevivir sin ellos y ni siquiera lo notaríamos. Por ejemplo, los parlamentarios y senadores que conforman el mapa político nacional, la importantísima flota de vehículos oficiales que los llevan y los traen, los miles de asesores que demandan nuestros representantes porque no son capaces de idear nada y menos de analizar la situación, las propias autonomías, que son diecisiete en total y que duplican y triplican plantillas y burocracia para finalmente hacer lo que podía desarrollar la Administración central, que es lo mismo que ocurre con los más de ocho mil ayuntamientos y diputaciones provinciales que mantenemos con nuestros impuestos.

Ítem mas: trenes no rentables porque viajan vacíos, aeropuertos sin aviones, autopistas sin coches, más universidades que provincias, palacios de congresos o de ferias en los que poder reunirse cuando sea necesario, o sea, una o dos veces al año con suerte… Y no digamos nada del asunto de la corrupción, del dinero que se han llevado a espuertas los miles de imputados que por ahora han sido cogidos con las manos en la masa y que, más que el juicio esperan tranquilos que sus delitos prescriban. Pues bien, ¿no hubiera sido mejor que esta representante del Gobierno se hubiera guardado su opinión sobre la viabilidad económica de la educación en nuestro país o, por el contrario, haber tenido en cuenta el relato que hemos hecho nosotros? En principio, hubiera evitado el ridículo que ha supuesto su opinión expresada en público; también, que no siempre es bueno mostrar tanta incultura ante un público tan selecto. En definitiva, que los miles de escapes que soporta nuestra economía demandan con urgencia una reestructuración, y luego, una vez subsanadas las sangrías y cauterizadas las heridas, que se ponga sobre la mesa de trabajo el asunto de la viabilidad económica de la educación.