Nuestra
ciudad, desde el pasado fin de semana (y hasta el 3 de abril), abrió
el tarro de las esencias y el buen gusto inaugurando la ruta de la
tapa en su cuarta edición. Desde ese instante Andújar huele a
buenos alimentos, a platos de restaurante de lujo reducido a su
mínima expresión, al buen hacer de nuestras cocineras y cocineros,
a fogones con imaginación… Y a vida. Porque recordemos que todo lo
que suponga movimiento de personas en nuestras calles representa sin
más negocio para quienes, como es el caso de los hosteleros de la
ciudad, abren sus puertas antes de que salga y el sol y cierran mucho
después de haberse ido. Por eso nos alegramos sinceramente de esta
nueva convocatoria, porque estamos convencidos de que serán muchos
los que aprovecharán el reclamo de nuestras exquisitas tapas para,
de camino, de paso, detenerse en los escaparates de una ciudad que
puede, y debería, sentirse orgullosa sin complejos de otro de sus
gremios más representativos: los comerciantes.
Por
lo que hemos podido comprobar de la oferta conocida por el momento,
también en esta ocasión se han esmerado en la creación, en la
presentación y en el sabor. De ahí que hayan conseguido enseguida
el apoyo de quienes, como es nuestro caso, tenemos la feliz idea de
recorrerlos todos y hacer comparaciones que, aunque odiosas, en casos
así lo que nos sirven es para confirmar que los nuestros están muy
por encima de la media y que pueden presumir sin rubor de encontrarse
entre los mejores. En citas gastronómicas tan interesantes, que es
cuando de verdad se tiene la oportunidad del reencuentro con la
clientela, la expresividad del creador se funde sin complejos con
nuestra sierra y nuestra huerta, que aportan con naturalidad sus
mejores productos y apoyan eventos como nuestra ruta de la tapa, de
sabor extraordinario. De hecho, Andújar ha sido ciudad elegida por
los miles de viajeros que por nuestra corredera discurrían en busca
de otros destinos e hicieron famosos a muchos de nuestros
restaurantes, a los que acudían conscientes de su buen hacer en los
fogones.
La
ruta de la tapa de este año, como ha ocurrido siempre, nos devolverá
los valores que hemos ido perdiendo a lo largo del año con las
prisas y la crisis, dándonos la oportunidad de volver a compartir
con los nuestros sabores, olores y el buen gusto por lo bien hecho.
Nuestras tapas, a lo largo de todo el año, responden en calidad a
las exigencias propias de quienes desean lo mejor y en las mejores
condiciones, pero cuando se convocan eventos tan concretos, el
movimiento que se detecta entre estos magníficos profesionales lo
impregna todo y hace posible el milagro de lo nuevo, de la renovación
plasmada en un bocado que viene a ser lo mismo que si afirmáramos
que se trata de una exquisitez elaborada con mucha imaginación y no
menos cariño.
Como
dicen los que entienden de la gastronomía de bocado, que es como los
modernos definen a la tapa, lo mejor es entrar de lleno en el tema y
compartir lo nuestro, que para eso lo han creado para nosotros, para
que descubramos la capacidad de invención de quienes casi siempre
son los grandes desconocidos y que, sin embargo, dan vida a
encuentros con la tapa en una ciudad que conoce muy bien de qué se
trata y hasta dónde pueden llegar. Nuestra enhorabuena a todos los
participantes. Eso sí, dejar especial constancia de nuestro
agradecimiento a quienes, con su entrega y saber hacer, ayudan a
nuestra ciudad a crecer un poquito más.