martes, 24 de febrero de 2015

SECUESTRADORES EXPRÉS

Imprimir

Lo del secuestro exprés era algo que nos sonaba de lejos, que habíamos visto en alguna película o que alguien relataba como algo excepcional. Sin embargo, ha llegado a España y ha comenzado a instalarse entre nosotros sin ruborizarse ni ponerse nervioso. Se ve que se ha preparado con tiempo, que ha elegido bien las ciudades y las personas con las que ponerse manos a la obra y ha decidido iniciar su dedicación laboral. A partir de ahora escucharemos con relativa asiduidad casos que formarán parte del paquete de sucesos en la prensa nacional y desde la que nos llegarán detalles concretos de la forma de trabajar que tienen estos desalmados. ¿Y en qué consiste? Sencillo, porque lo lógico es que retuvieran a una persona en contra de su voluntad durante un tiempo y luego reclamar una cantidad de dinero que sería el rescate por su liberación. Así de sencillo. Pero no es del todo en este caso, ya que en los hasta ahora detectados por la policía el secuestro como tal no ha existido, es decir, que alguien recibe una llamada informándole de que han raptado a algún miembro de su familia y le piden dinero para soltarla, aunque sin que se haya producido el rapto. Es lo que podíamos llamar secuestro virtual, ya que no existe víctima de por medio y solo se trata de reclamar el dinero a cambio en realidad de nada. Estos secuestradores de pacotilla, porque ni secuestran ni nada, se ponen en contacto con las víctimas y les informan de que en su poder tienen retenido a un familiar, que casi siempre suelen ser menores en edad escolar. Por supuesto, las amenazas sobre que les van a dañar físicamente forman parte de la estrategia de estos canallas y, de hecho, son determinantes para que los familiares paguen lo que les pidan en poco tiempo.   
    
Los supuestos secuestradores investigan a sus víctimas a través de redes sociales, en las que la gente registra su número de teléfono y así pueden conocer si tienen hijos y cómo son físicamente para describirlos en el momento de la estafa. Además, intentan conocer hábitos de los menores para saber cuándo los padres no pueden contactar con ellos, por ejemplo, porque están en clase. Asimismo, les amenazan con matarlo si cuelgan el teléfono antes de realizar el pago para evitar que puedan comprobar si lo que dicen los estafadores es cierto. Tanto si la llamada es aleatoria o se conoce el perfil de la víctima, el supuesto secuestrador le va dando instrucciones para que transfiera el dinero en una llamada que puede durar horas. Lo importante, según la policía, es que la gente tenga muy claro que lo primero que se debe hacer es comprobar la información que le dan los secuestradores y, acto seguido, contactar con ellos, independientemente del resultado. Si no se ha podido localizar al supuesto secuestrado, para iniciar los trámites pertinentes; si se ha descubierto que la amenaza es falsa, para poder prevenir a los agentes. Aunque entre nosotros no es tan habitual este tipo de estafa virtual, en países como Méjico se trata de algo normalizado. La diferencia es que allí sí que se contacta directamente con el supuesto secuestrado e, incluso en algunas ocasiones, se simula su retención para que su testimonio telefónico tenga mayor carga emocional. Pero coinciden en que el secuestro tampoco se produce y la víctima nunca llega a ver a los presuntos atacantes, simplemente se impide que se pueda comunicar directamente con el familiar al que se intenta estafar. En esta variante, aunque no hay contacto físico, la presión que se ejerce sobre la víctima por teléfono es tan fuerte que se convence de que el secuestro es real.


Hace dos años, un empresario español fue víctima de esta modalidad de timo. Hospedado en un hotel mejicano, los estafadores le llamaron para comunicarle que supuestamente iba a haber una operación judicial allí y que tenía que irse a otro hotel en el que ya habían reservado una habitación para él. Una vez allí, los secuestradores le informaron por teléfono de que estaba secuestrado y de que no podía apagar el móvil y pidieron un rescate de 100.000 euros a sus allegados. Afortunadamente, el trabajo conjunto de nuestra policía y la mejicana dieron al traste con este secuestro y se produjo la liberación del retenido. Por todo esto, que nadie se extrañe de verse involucrado en tema tan preocupante y estar alerta forma parte de la solución del problema, en caso de que apareciera.