Lo
del secuestro exprés era algo que nos sonaba de lejos, que habíamos
visto en alguna película o que alguien relataba como algo
excepcional. Sin embargo, ha llegado a España y ha comenzado a
instalarse entre nosotros sin ruborizarse ni ponerse nervioso. Se ve
que se ha preparado con tiempo, que ha elegido bien las ciudades y
las personas con las que ponerse manos a la obra y ha decidido
iniciar su dedicación laboral. A partir de ahora escucharemos con
relativa asiduidad casos que formarán parte del paquete de sucesos
en la prensa nacional y desde la que nos llegarán detalles concretos
de la forma de trabajar que tienen estos desalmados. ¿Y en qué
consiste? Sencillo, porque lo lógico es que retuvieran a una persona
en contra de su voluntad durante un tiempo y luego reclamar una
cantidad de dinero que sería el rescate por su liberación. Así de
sencillo. Pero no es del todo en este caso, ya que en los hasta ahora
detectados por la policía el secuestro como tal no ha existido, es
decir, que alguien recibe una llamada informándole de que han
raptado a algún miembro de su familia y le piden dinero para
soltarla, aunque sin que se haya producido el rapto. Es lo que
podíamos llamar secuestro virtual, ya que no existe víctima de por
medio y solo se trata de reclamar el dinero a cambio en realidad de
nada. Estos secuestradores de pacotilla, porque ni secuestran ni
nada, se ponen en contacto con las víctimas y les informan de que en
su poder tienen retenido a un familiar, que casi siempre suelen ser
menores en edad escolar. Por supuesto, las amenazas sobre que les van
a dañar físicamente forman parte de la estrategia de estos canallas
y, de hecho, son determinantes para que los familiares paguen lo que
les pidan en poco tiempo.
Los
supuestos secuestradores investigan a sus víctimas a través de
redes sociales, en las que la gente registra su número de teléfono
y así pueden conocer si tienen hijos y cómo son físicamente para
describirlos en el momento de la estafa. Además, intentan conocer
hábitos de los menores para saber cuándo los padres no pueden
contactar con ellos, por ejemplo, porque están en clase. Asimismo,
les amenazan con matarlo si cuelgan el teléfono antes de realizar el
pago para evitar que puedan comprobar si lo que dicen los estafadores
es cierto. Tanto
si la llamada es aleatoria o se conoce el perfil de la víctima, el
supuesto secuestrador le va dando instrucciones para que transfiera
el dinero en una llamada que puede durar horas. Lo
importante, según la policía, es que la gente tenga muy claro que
lo primero que se debe hacer es comprobar la información que le dan
los secuestradores y, acto seguido, contactar con ellos,
independientemente del resultado. Si no se ha podido localizar al
supuesto secuestrado, para iniciar los trámites pertinentes; si se
ha descubierto que la amenaza es falsa, para poder prevenir a los
agentes. Aunque
entre nosotros no es tan habitual este tipo de estafa virtual, en
países como Méjico se trata de algo normalizado. La diferencia
es que allí sí que se contacta directamente con el supuesto
secuestrado e, incluso en algunas ocasiones, se simula su retención
para que su testimonio telefónico tenga mayor carga emocional. Pero
coinciden en que el secuestro tampoco se produce y la víctima nunca
llega a ver a los presuntos atacantes, simplemente se impide que se
pueda comunicar directamente con el familiar al que se intenta
estafar. En esta variante, aunque no hay contacto físico, la presión
que se ejerce sobre la víctima por teléfono es tan fuerte que se
convence de que el secuestro es real.
Hace
dos años, un empresario español fue víctima de esta modalidad de
timo. Hospedado en un hotel mejicano, los estafadores le llamaron
para comunicarle que supuestamente iba a haber una operación
judicial allí y que tenía que irse a otro hotel en el que ya habían
reservado una habitación para él. Una vez allí, los secuestradores
le informaron por teléfono de que estaba secuestrado y de que no
podía apagar el móvil y pidieron un rescate de 100.000 euros a sus
allegados. Afortunadamente, el trabajo conjunto de nuestra policía y
la mejicana dieron al traste con este secuestro y se produjo la
liberación del retenido. Por todo esto, que nadie se extrañe de
verse involucrado en tema tan preocupante y estar alerta forma parte
de la solución del problema, en caso de que apareciera.