Como
ocurre al día siguiente de todas las citas electorales, a cada uno
se nos ocurre analizar los resultados de acuerdo con criterios
claramente diferentes y no exentos de intereses ideológicos.
Precisamente por esto en esta ocasión no íbamos a cambiar nuestra
interesada forma de interpretar los resultados y, vayas donde vayas,
hables con quien hables, te plantees un cambio de impresiones con
quien sea, cada cual te dirá cómo entiende la suma total de votos y
te dará su particular percepción del resultado de la suma de éstos.
Y si el resultado autonómico ha levantado polvorera luego de tanta
acumulación de casos complicados, con los ERES de por medio y los
cursos de formación para apuntalar el desastre, no les digo nada
sobre cómo ha caído entre la ciudadanía el recuento y resultado en
nuestra ciudad. En realidad, toda la provincia ha respondido a la
llamada del PSOE de manera que hasta resulta llamativo si no digno de
estudiarse en algunas aulas universitarias, pero entre nosotros, a
falta de la suma de votos de quienes no son citados nada más que a
las municipales, que hasta la fecha han dado la vuelta a todos los
resultados conocidos y no sabemos si por conocer, la verdad es que
los votos que separan a los socialistas de los populares cuando menos
son llamativos. Con respecto a las conclusiones a las que hayan
llegado los verdaderos protagonistas es algo que desconocemos y de
hecho casi ni nos interesan, puesto que se trata de una discusión o
estudio interno y poner los pies en donde no nos llaman no va con
nosotros.
Suponemos,
eso sí, que situaciones tan concretas en las que las cosas no te han
salido bien o al menos no como esperabas, es evidente que no siempre
aceptas de buena gana y te animas a seguir como si no hubiera pasado
nada, y los más consecuentes saben que lo de menos son las veces que
te caigas y sí las que te levantes y sigas tu camino. En política
la importancia de unas votaciones, los reveses momentáneos que se
cruzan en el camino y el trabajo que desarrollas casi nunca tienen
conexión, aunque tenemos que aceptar que cada vez cuesta más que
llueva a gusto de la mayoría. Y si a todo esto unimos la crisis y
las penurias económicas que padece una gran mayoría de la
población, en cuanto llegue un listo con ganas de llevarse por
delante a todo el que se mueva, no va a tener problema en erigirse en
líder de no sabemos bien qué tipo de votantes, pero desde luego que
muy en sintonía con su mensaje y con las previsiones que tomará en
cuanto llegue al poder.
Las
elecciones del domingo, a todo esto, han avisado con fuerza a todos
los citados a las elecciones del 24 de mayo sobre qué decisión
tomar y no dejarlo para última hora, que ya sabemos lo que deviene
con las prisas de por medio. Los que tienen el trabajo a medio
terminar, eso que llevan adelantado; los que siempre han basado sus
obligaciones en el voto asegurado, pues eso, que no se fíen, que en
esto de los votos tampoco faltan los infieles y los que cambian sus
intenciones incluso con el voto y el regalo en el bolsillo. En cuanto
a los que han sufrido un durísimo revés, nada de venirse abajo, que
las municipales tienen poco que ver con las autonómicas y las
generales, que para eso la gente que te va a votar te conoce y sabe
de tus intenciones y trabajo desde siempre. Naturalmente, habrán de
echarle algo más de carne al asador y, si es posible, más
imaginación, porque el voto se está poniendo a un precio que no
todos los partidos, y menos los candidatos, disponen de él para
invertirlo en algo tan abstracto como es la política.