Mañana
podremos descansar de la vorágine electoral que hemos vivido estos
días y que volverá a plantearse cuando, convocadas las elecciones
municipales para el 24 de mayo, vuelvan los tiempos de mítines.
Mientras, a descansar, que ganado lo tenemos. Por la parte que nos
toca, si tienen oportunidad estos días de conocer cuáles serán los
objetivos concretos de los partidos en liza en un apartado tan
importante como es el de las carreteras de nuestra provincia, que,
les recordamos, no están precisamente para superar ningún tests o
prueba de fiabilidad, es probable que les sea útil para depositar su
voto allí donde se nos haya tenido en cuenta cuando de invertir en
mejorarlas se trate. Sepan que nosotros hemos puesto verdadero
interés en este detalle y que hemos escuchado con mucha atención
los diferentes discursos que hasta aquí nos han traído los
diferentes líderes y, por el momento, a ninguno hemos tenido
oportunidad de oírles solidarizarse con el colectivo de los
conductores. Y eso que somos muy importantes para las cuentas del
Estado y de la Junta porque a sus respectivos tesoros aportamos
cantidades inmensas de dinero. Y lo hacemos a diario y sin rechistar,
convencidos de que quejarse no sirve de nada y, encima, te suben los
niveles de azúcar en sangre y no menos la tensión arterial..
Nos
obligan a circular por vías de comunicación en estado deplorable,
peligrosas desde el asfaltado a la señalización, auténticas
ratoneras para quienes andan confiados o que desconocen el trazado,
y, por tanto, causantes directas de la alta accidentalidad que
registran concretamente las carreteras secundarias, de las que
nosotros tenemos buenos ejemplos. Y tampoco nos faltan autovías
abiertas al tráfico, como la A-4 y la A-44, que no merecen esta
denominación por su pésimo estado y la alta densidad de tráfico
que soportan. Dicho esto, abogamos directamente por un acuerdo entre
Estado y Junta que permitiera a cada Administración
responsabilizarse de los tramos que le competen y acometerieran con
carácter de urgencia todos ellos. Primero, se generarían cientos de
puestos de trabajo, que buena falta hacen; segundo, se evitarían un
alto porcentaje de accidentes que se sabe tienen su origen en el mal
estado de la vía.
Naturalmente,
somos conscientes de que se trata de algo inviable, de un asunto que
no tiene la prioridad que en realidad demanda, pero al menos nos
queda la satisfacción de poderlo reclamar en nombre de todas y de
todos. Entre otras cosas, señores políticos, porque estamos hartos
de invertir en la recuperación de nuestro coche, que se nos avería
constantemente y que, como resulta que esto no les ocurre a ustedes
pues seguro que lo desconocen, ni tenemos dinero para renovarlo ni
coche oficial que nos lleve y nos traiga. Esa es la diferencia;
diríamos mejor la gran diferencia.