Por
delante, un largo período de vacaciones que cada uno distribuirá
como mejor le venga y en el que, inevitablemente, el coche estará de
por medio. Los recorridos que tengamos previsto realizar serán
cortos o largos, intensos o cómodos, campestres o urbanos, pero
nuestro coche nos resultará imprescindible para desenvolvernos en
todos ellos y desde luego que, como ocurre siempre, tendrá un
protagonismo esencial en todo lo que hagamos en solitario o con la
familia. No por otra razón le dedicamos este espacio los fines de
semana, y muy especialmente cuando los días de asueto son más y,
consecuentemente, la disponibilidad del coche será más solicitada.
En general, ni nos preocupamos de si el aceite del motor está en uso
o si los neumáticos necesitan una revisión, aunque sea visual, pero
también es verdad que, a decir de los propios mecánicos, aumenta
significativamente el número de quienes deciden acudir a una
revisión de urgencia precisamente con el objetivo de desplazarse
hacia un lugar concreto del Norte o del Sur y quieren asegurarse de
que todo va a ir bien. Son conscientes de que la revisión será
rápida, que el costo será mínimo y que los beneficios de un
automóvil puesto a punto les permitirá desplazarse con tranquilidad
y seguridad. Luego ya se sabe, puede ocurrir cualquier contratiempo,
pero al menos sabemos que hemos puesto todo de nuestra parte para
evitar sorpresas.
En
cuanto al recorrido a escoger, es evidente que estamos condicionados
por las obligaciones o necesidades familiares y que iremos a donde
siempre, que para eso precisamente se aprovechan estos días. Con
esto queremos decir que no viajaremos ni mucho menos solos; al
contrario, millones serán los que tienen previsto salir a la
carretera y muchos con el mismo destino. Solo se trata de saberlo, de
tener claro que el ancho y el largo de la vía se estrecharán, que
debemos estar más pendientes de los demás, de prever las maniobras
de los que van delante y detrás de nosotros, y que eso de calcular
el tiempo antes de iniciar el camino en ocasiones tan compartidas no
sirve de nada. De lo que se trata es de no vernos involucrados en
accidentes ni siquiera sin heridos ni víctimas, porque todo lo que
suponga un parón en el viaje posteriormente acabará pasándonos
factura, y más si nos habíamos propuesto un tiempo de llegada. En
carretera, cuanto más desapercibidos circulemos, mejor.
En
Semana Santa, las salidas suelen desarrollarse paulatinamente, de
forma escalonada, es decir, que entre el domingo de ramos y el de
resurrección nos encontramos con el jueves y el viernes, que son
festivos generales en todo el país, y que aumentan en mitad de la
semana el número de desplazamientos, con lo que la premura con la
que algunos harán los recorridos aumentará significativamente la
peligrosidad del conjunto. Tener en cuenta este tipo de detalles,
convencerse de que no somos excepcionales, de que formamos parte de
un gran convoy sin cabeza ni cola, que el riesgo es mucho mayor en
concentraciones de esta clase y que lo importante es ir y volver,
debería acabar marcándonos el paso y asegurarnos un desplazamiento
familiar seguro. Durante la Semana Santa de 2014 se registraron 28
accidentes mortales en vías interurbanas españolas que supusieron
la muerte de 35 personas y 149 heridas. Los desplazamientos de largo
recorrido controlados por Tráfico fueron casi de trece millones. No
es por nada concreto; solo para que lo tengan en cuenta.