viernes, 27 de marzo de 2015

SEMANA SANTA, VACACIONES Y EL COCHE

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Por delante, un largo período de vacaciones que cada uno distribuirá como mejor le venga y en el que, inevitablemente, el coche estará de por medio. Los recorridos que tengamos previsto realizar serán cortos o largos, intensos o cómodos, campestres o urbanos, pero nuestro coche nos resultará imprescindible para desenvolvernos en todos ellos y desde luego que, como ocurre siempre, tendrá un protagonismo esencial en todo lo que hagamos en solitario o con la familia. No por otra razón le dedicamos este espacio los fines de semana, y muy especialmente cuando los días de asueto son más y, consecuentemente, la disponibilidad del coche será más solicitada. En general, ni nos preocupamos de si el aceite del motor está en uso o si los neumáticos necesitan una revisión, aunque sea visual, pero también es verdad que, a decir de los propios mecánicos, aumenta significativamente el número de quienes deciden acudir a una revisión de urgencia precisamente con el objetivo de desplazarse hacia un lugar concreto del Norte o del Sur y quieren asegurarse de que todo va a ir bien. Son conscientes de que la revisión será rápida, que el costo será mínimo y que los beneficios de un automóvil puesto a punto les permitirá desplazarse con tranquilidad y seguridad. Luego ya se sabe, puede ocurrir cualquier contratiempo, pero al menos sabemos que hemos puesto todo de nuestra parte para evitar sorpresas.

En cuanto al recorrido a escoger, es evidente que estamos condicionados por las obligaciones o necesidades familiares y que iremos a donde siempre, que para eso precisamente se aprovechan estos días. Con esto queremos decir que no viajaremos ni mucho menos solos; al contrario, millones serán los que tienen previsto salir a la carretera y muchos con el mismo destino. Solo se trata de saberlo, de tener claro que el ancho y el largo de la vía se estrecharán, que debemos estar más pendientes de los demás, de prever las maniobras de los que van delante y detrás de nosotros, y que eso de calcular el tiempo antes de iniciar el camino en ocasiones tan compartidas no sirve de nada. De lo que se trata es de no vernos involucrados en accidentes ni siquiera sin heridos ni víctimas, porque todo lo que suponga un parón en el viaje posteriormente acabará pasándonos factura, y más si nos habíamos propuesto un tiempo de llegada. En carretera, cuanto más desapercibidos circulemos, mejor.

En Semana Santa, las salidas suelen desarrollarse paulatinamente, de forma escalonada, es decir, que entre el domingo de ramos y el de resurrección nos encontramos con el jueves y el viernes, que son festivos generales en todo el país, y que aumentan en mitad de la semana el número de desplazamientos, con lo que la premura con la que algunos harán los recorridos aumentará significativamente la peligrosidad del conjunto. Tener en cuenta este tipo de detalles, convencerse de que no somos excepcionales, de que formamos parte de un gran convoy sin cabeza ni cola, que el riesgo es mucho mayor en concentraciones de esta clase y que lo importante es ir y volver, debería acabar marcándonos el paso y asegurarnos un desplazamiento familiar seguro. Durante la Semana Santa de 2014 se registraron 28 accidentes mortales en vías interurbanas españolas que supusieron la muerte de 35 personas y 149 heridas. Los desplazamientos de largo recorrido controlados por Tráfico fueron casi de trece millones. No es por nada concreto; solo para que lo tengan en cuenta.