lunes, 6 de abril de 2015

TAL Y COMO ESTABA ESCRITO

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Para quien vive la actualidad y tiene la oportunidad de expresar lo que piensa o sus vivencias, sin duda que la culminación con éxito de una propuesta o un reto es lo que más satisfacción le proporciona. Y eso es lo que ha ocurrido con nuestra semana santa, que este año solo le ha faltado que el tiempo acompañara para comprobar las verdaderas posibilidades de los hermanos y cofrades a la hora de poner en la calle sus preciados tesoros para compartirlos con quienes quieran ver de cerca imágenes de gran importancia artística y estética superior recorriendo nuestras calles y avenidas, y confirmando lo que por otra parte todos sabíamos por lo que veníamos escuchando a lo largo de los meses que preceden a la semana de pasión. El resumen de estos días marcados por la pasión del Creador en la tierra los podemos calificar entonces de excepcionales, de éxito sin paliativos, de ¡así se hacen las cosas bien hechas! Por supuesto, entrar sin miedos en la calificación de un trabajo esmerado e inmaculado que no otra verdad más verdadera se puede decir de quienes, de una forma u otra, al frente de una responsabilidad más o menos trascendente para la viabilidad de la cofradía, han vuelto a cumplir sin fisuras su responsabilidad y, por tanto, han sido determinantes para que el día de su salida del templo todos los detalles estuvieran a punto para ser expuestos a las gentes que, expectantes e inquietas, esperaban ansiosas el reencuentro con la imagen de su devoción.

También la ciudad entera ha sabido estar protagonizando el papel que le corresponde a lo largo de toda la semana, y que no es otro que el saber estar, transmitir el respeto que le merecen los hermanos cofrades y hacerse notar cuando de mandar vivas y aplaudir se trataba. Y como de estos detalles por aquí sabemos y bastante, ahí hemos estado, acompañado a lo largo de todo el recorrido los procesionamientos y muy especialmente su salida y entrada a los templos, donde hemos tenido oportunidad de vivir de cerca los momentos del extraordinario esfuerzo realizado por quienes han vivido estos días debajo de los tronos que desfilaban por nuestras calles, y que solo las imágenes que verán después les servirán para confirmarse en la idea de que su entrega vale la pena y que su incondicionalidad por lo que aman no tiene límites. Los costaleros, ellas y ellos, han vuelto a darnos la alegría por lo bien hecho, de lo que se queda para siempre en nuestra retina y que recordaremos años y años, y hasta seremos capaces de transmitirlos a quienes vienen detrás de nosotros y sin que falte un detalle.

Lo que les contamos supone un fuerte empujón a las justas ilusiones de la ciudadanía con respecto a que Andújar sea más conocida en el exterior y tenida en cuenta a la hora de programar visitas por parte de quienes saben de ella solo, y no está nada mal por cierto, por la patrona, por su basílica-santuario y su patronazgo sobre la provincia, además, claro está, de su romería el último fin de semana del mes de abril. Así, presumir de semana santa, de imaginería firmada por los mejores artistas sacros, de bordados majestuosos y espectaculares firmados por nuestros maestros y, en fin, de recorridos insólitos y devoción compartida, debería también formar parte del paquete de ofertas con las que solemos acudir allí donde se tienen en cuenta y se valoran los actitudes más íntimas de las ciudades y sus moradores. Y luego está lo que la semana santa genera de negocio en una ciudad como la nuestra, necesitada de clarines y trompetas para que salga a la calle a compartir lo que en ella se celebra. Y aquí nos encontramos de sopetón con la hostelería, que un año más ha sido la gran beneficiada de una semana intensa y compartida por miles de personas que han sido capaces de calmar la justificadas ansias de recuperar la inversión que muchos de nuestros bares, cafeterías y restaurantes hicieron para saciar, a su vez, la sed y el apetito de quienes los eligieron para disfrutar de su tiempo de ocio y tertulia. Y todo porque, aunque invariablemente es este sector el que más se beneficia de los acontecimientos populares que se organizan, también es el que siempre falta a la cita en donde se plantean las necesidades de los colectivos implicados en este tipo de convocatorias. A ver si el año que viene…