martes, 7 de abril de 2015

LA ROMERÍA DE TODAS Y TODOS, A PUNTO

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Una vez superada semana santa, mucho antes de que la política nos reclame de nuevo para acudir a las urnas para elegir a quiénes nos deberán regir los próximos cuatro años, nos toca disfrutar de la mayor celebración mariana que se conoce por estos lares. La romería de la patrona ya ha sido convocada a los cuatro vientos y ahora de lo que se trata es de esperar que la respuesta esté en consonancia con el trabajo que se viene desarrollando a lo largo del año para que, entre otras cosas, supere lo desarrollado en citas anteriores. Los trabajos que servirán para conjugar estos sencillos deseos han necesitado de esfuerzos compartidos y mantenidos en el tiempo y que van desde la mejora de las tareas y obligaciones de la cofradía matriz hasta su relación con el resto del mundo, entre quienes encontramos a las cofradías filiales dispersas por todo el territorio nacional e internacional. Y quizá por eso, porque no pueden estar tan cerca como quisieran de su amada Morenita, éstas necesitan de la proximidad que les proporciona el contacto permanente y directo con quienes sí la disfrutan cuando su alma y su corazón le reclaman ánimo para continuar. Complejo como pocos, este entramado mariano, basado en una pasión y un amor a veces desproporcionado y siempre redentor de almas, ha sido casi ancestralmente arrinconado, sin el valor que en realidad tiene para la devoción de María Santísima de la Cabeza. Afortunadamente, el punto de inflexión que la propia cofradía matiz se impuso hace unos años ha permitido recuperar no solo el sentido común, sino la implantación de nuevas formas de acercamiento que demandaba una devoción tan inmensa como compartida por miles de almas.

La cofradía matriz tiene por delante retos de gran calado y no menos trascendencia social, y uno de ellos es precisamente el de hacerse valer ante sí misma y el resto de implicados en el desarrollo de su romería, sin duda el reto más importante que tiene ante sí una vez al año. A veces, muchas veces, lo de desprenderse de obligaciones intransferibles solo sirve para mostrar una evidente tendencia hacia la despreocupación cuando no la incapacidad. Por ejemplo, ¿sería la romería la misma si su desarrollo al completo dependiera de la cofradía? ¿Acaso sería lo deseable y con lo que de hecho más de uno estaría de acuerdo? Lo primero que se nos ocurre es que la pregunta no se la ha hecho jamás ni junta directiva ni hermano mayor que se tenga como tal; si acaso, algún cofrade rebelde y pocos más. Además, no se permitiría esta nueva situación por parte de quienes tanto rendimiento extraen del dinero que es de todos y que solo ellos invierten, porque pasarían directamente a un segundo y tercer lugar, sin fotos ni protagonismo alguno, y para no pocos supondría un revés al que, ya lo adelantamos nosotros, por nada del mundo estarían dispuestos a renunciar. Sin embargo, de vez en cuando es bueno para la regeneración de viejos convencimientos que se propongan este tipo de planteamientos cuando tanto y tan mal se usa políticamente de un acontecimiento que debía estar cuando más lejos mejor de tantos y tan variados intereses terrenales.

La cofradía matriz, luego de haber conseguido acabar con viejas rémoras que hacían de su vida cofrade un problema en sí misma y dejar en el camino no pocos enfrentamientos protagonizados por quienes seguían en el convencimiento de que la cofradía era algo suyo, debía seguir abundando en la búsqueda de su verdadero papel en la totalidad del milagro de la Virgen de la Cabeza. Cuando las cosas se hacen dando la cara, sin dobleces ni más interés que el de magnificar todo lo que se pueda a lo que tanto se adora, ¿qué importa el esfuerzo?