viernes, 17 de abril de 2015

AUMENTA LA ACCIDENTALIDAD EN LA CARRETERA

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Parece que la decisión es definitiva, que hemos acordado que lo de reducir la cifra de accidentes de tráfico no está en nuestra agenda y que ahora más que nunca la idea fija es la de aumentar semanalmente la aportación que haremos a la de final de año. Nada menos que trece personas se dejaron la vida a lo largo de la semana pasada y nada nos hace pensar que exista intención perceptiva de que esta tendencia vaya a cambiar. Los conductores, por las razones que sean y por supuesto que sin reunión previa ni consenso posterior, hemos decidido particular y personalmente que lo de dejarse la vida en carretera es como si estuviera de moda, como si formara parte de nosotros mismos y, por tanto, hacemos todo lo posible por ver nuestro nombre reflejado en los medios de comunicación al día siguiente, justo cuando ya no podremos verlo.

Así estás las cosas en la carretera mientras los responsables, funcionarios y políticos, intentan por todos los medios parar la tendencia al alza que se detecta desde primeros de año y que por el momento, insistimos, anuncia todo lo contrario. Es evidente que de nada sirven las advertencias, las limitaciones, las denuncias, los controles ni nada que se le parezca. En su momento, cuando Tráfico decidió publicar la cifra millonaria de la recaudación directa por sanciones a lo largo del año pasado, el que más y el que menos estaba convencido de que influiría en las formas, en lo de pisar más o menos el acelerador, pero todo ha sido un espejismo. De hecho, solo faltaba el precio del combustible para contribuir al aumento de los desplazamientos y generar más situaciones de peligro y de accidentes. Por otra parte, la falta de respeto con la que mayoritariamente interpretamos las Normas de Tráfico no iban a ser menos y han acabado siendo la referencia en la práctica totalidad de las causas de los accidentes controlados.

Lo que rechazamos de plano es el desmedido interés que muestra la Dirección General por unir el hecho de que la mayoría de los vehículos siniestrados hayan cumplido más de diez años y los accidentes. Y más si al mismo tiempo no aporta el parte técnico que confirme que éstos han tenido su causa directa en el mal estado de los frenos, o de la suspensión o de cualquier otra anomalía mecánica. Además lo ha hecho de manera que la responsabilidad recaiga sin paliativos sobre el usuario y su vehículo, eludiendo por tanto su responsabilidad en apartados tan esenciales como son el estado de la vía o su señalización, que también intervienen directamente en la inestabilidad de los vehículos. Tampoco debe obviar el hecho de que sea la propia Dirección General la que emita los permisos de conducir y que no siempre lo haga a alumnos que hayan realizado un recorrido adecuado por todas las materias exigidas y sí atendiendo a un sistema que entendemos debía ser mucho más exigente con el alumnado y desde luego con conocimientos exhaustivos sobre las consecuencias que se derivan del uso de un automóvil.


A partir de ahora, con el verano por delante, que es un tiempo ampliamente compartido por millones de personas, con fines de semana que invitan a desplazamientos a zonas o lugares propios para el descanso, como antes no encontremos entre todos una referencia de cordura a la que agarrarnos como clavo ardiendo, nos tememos lo peor. La cifra de la accidentalidad continúa al alza y mucho tendrán que cambiar las cosas para que ceda en su insistencia y podamos salir a la carretera con algo de seguridad. Por el momento, vaya por delante que lo de sancionar porque sí no está dando los resultados que los técnicos, sociólogos, psicólogos, políticos y demás implicados en este asunto preveían. Cambiar de técnica no sabemos si será posible o si acabará mejorando los resultados, pero lo que no admite duda es que mantener la misma política de entendimiento entre la Administración y los usuarios no es la mejor decisión.