El
sábado por la tarde, con un teatro Principal repleto y un público
expectante para escuchar el pregón de romería de este año,
comenzaba oficialmente la convocatoria mariana de todos los años y
que congregará en nuestra ciudad y la real basílica-santuario a
miles de peregrinos y romeros, que buscarán como todos los años la
paz del alma cuando tengan la oportunidad de presentarse ante la
patrona, que espera ansiosa la visita de sus hijos y que servirá
como excepcional vitamina que les servirá para mantenerse ahítos
del amor de María de la Cabeza para todo el año. La romería es eso
y por muchas vueltas que algunos queramos darle, por mucho interés
que pongamos en descifrar el milagro que tiene lugar el último fin
de semana del mes de abril, al final todo se resume en lo que vemos
en las caras de quienes acuden prestos a postrarse a sus pies. Y es
precisamente la íntima alegría del romero lo que permite y
consolida la romería, lo que le da vida y lo que hace posible que se
repita el milagro también el año que viene. Por eso la romería de
la Virgen de la Cabeza tiene la gran capacidad de convocatoria que la
hace diferente, porque todos los que acuden al cerro de la Cabeza lo
hacen llamados por la Madre, a la que rinden pleitesía y adoran sin
límites.
Este
fin de semana hemos tenido oportunidad de visitar los alrededores de
la real basílica-santuario y hemos podido comprobar que los lugares
en donde acampar, ya sean tiendas de campaña, módulos o
automóviles, empieza a escasear. De mantenerse el ritmo, teniendo en
cuenta que la meteorología parece que nos dará un respiro y
permitirá unos días más que aceptables, todo hace suponer que esta
vez volveremos a colocar el cartel de no hay billetes. El sábado,
confirmando lo que les decimos, el número de personas y vehículos
que nos encontramos en el poblado, los alrededores y el propio
santuario, anunciaba la masiva presencia de miles de personas en la
totalidad de los espacios disponibles por la organización. Por el
momento, cuando nos hemos interesado por la situación de las tasas y
lo hemos hecho a quienes ya las habían abonado, parece que la
aceptación es la tónica y las habituales quejas que hemos escuchado
desde el momento en que se impusieron han dejado paso a una
comprensión compartida. Por supuesto que la unanimidad no domina las
respuestas, pero sí que algo ha cambiado entre los desplazados con
respecto al cobro de las tasas. Por cierto, los que auguraban que en
días electorales, con las municipales convocadas para el día 24 de
mayo, la decisión del Ayuntamiento sería la de eliminarlas, no han
acertado en sus predicciones.
A
partir de ahora, especialmente para los organizadores, que son muchos
y que tienen por delante infinidad de frentes a los que atender,
desearles toda la suerte del mundo en el desarrollo de su labor.
Conviene recordar que en medio de los miles de visitantes que acuden
a la romería, entre otros, nos encontramos con quienes atienden a
los enfermos que en la zona se detecten, que acudirán a ellos en
busca de remedio para las habituales torceduras y otras dolencias
propias de estos desplazamientos; a los que vigilarán el buen estado
de caballos, yeguas y mulos que se darán cita por miles; a los que
vigilarán para que el desarrollo de la romería sea seguro, para que
el trasiego de vehículos no ocasione más problemas de los propios
que generan cuando su presencia es masiva y la carretera no es capaz
de digerirlos. Y llegados a este punto, rogar a todos los allí
congregados que respeten las normas que se hayan decidido por parte
de la organización, que para eso es la responsable final de la
convocatoria y la que en contadísimas ocasiones, por cierto, recibe
parabienes y sí críticas de todo tipo, algunas de ellas
sinceramente injustificadas.