jueves, 30 de abril de 2015

LARGO ¿Y PELIGROSO? FIN DE SEMANA

Imprimir


Despedimos hoy semana y mes. Así es, finalizamos abril justo hoy y entraremos en un mes de mayo que para nuestra ciudad tiene también un especial significado, puesto que un año más viviremos el patronazgo de san Eufrasio, aunque en esta ocasión, como seguro conocen, el desarrollo de su celebración tiene unas connotaciones muy especiales, por distintas y porque se trata de una cita histórica. Y todo porque, si todo sale como está previsto, la imagen del patrón de la ciudad y de la diócesis saldrá de su templo en procesión, cierto que como todos los años, pero con la diferencia de que la vuelta no será la misma de siempre, ya que a partir de ese momento descansará en su nuevo templo. Dicho esto, no parece necesario añadir que para las miles de personas que han hecho posible el milagro, gracias a su insistencia y no pocas vicisitudes, el mes de mayo de 2015 será recordado en su memoria y en los anales históricos de nuestra ciudad toda la vida.

En cuanto al tema habitual de los fines de semana, aunque éste sea atípico porque nos despedimos en jueves, recordarles que millones serán las personas que, como ustedes, saldrán a la carretera usando sus vehículos y que, aunque no vemos necesario recordárselo por conocido, las complicaciones serán muchísimas y los accidentes nos tememos que también. Dicho esto, y teniendo en cuenta que el tiempo que nos queda no nos da para más, informarles sobre algo tan elemental como es el hecho de que, si queremos evitar un accidente, y seguro que lo quieren, nada mejor que plantearse la salida a la carretera con tranquilidad y fortaleza para decidir no caer en los habituales errores que tanto nos dañan y que están ligados a la velocidad, a los despistes, etc. Si se fijan un poco verán que las causas de la gran mayoría de los accidentes de tráfico tienen relación directa con errores tan comunes como creer que, por ejemplo, la preferencia siempre es nuestra y que el resto del mundo no tiene ni idea de lo que es ser un buen conductor. Y todo porque mientras se dirime quién tiene más derecho que otro, y todo esto a ciento veinte por hora, perdemos la noción de la realidad y caemos de bruces sobre el asfalto. Es decir, que sí, que lo que ustedes quieran sobre que yo tenía la preferencia, o que mi coche iba más rápido, pero que esta clase de situaciones siempre, no casi siempre, sino siempre, acaban pasándonos factura. ¿Qué más nos da si de lo que se trata es de llegar a nuestro destino descansados, habiendo compartido con los nuestros un viaje cómodo y tranquilo, y que todo lo demás lo único que hace es dañarnos?


De hecho, les invitamos a que, aunque sea por primera vez, hagan lo que el resto de usuarios: descansen regularmente una o dos veces antes de llegar al destino, mantengan la velocidad de su vehículo de acuerdo con la circulación y la climatología, que también tiene mucho que ver con el recorrido, y, sobre todo, no caigan en el peligroso error de creerse el tuerto en el país de los ciegos, o lo que es lo mismo: el mejor conductor entre una panda de torpes. Si a lo largo de nuestra vida nos planteamos los problemas y su solución de forma y manera que finalmente acabamos ganando la batalla, ¿por qué cuando echamos mano al coche pasamos de ser personas coherentes y comedidas a osados y peligrosos? En nuestro currículo no encontrarán ustedes relación alguna con la Psicología, pero sí con el sentido común y éste nos ha enseñado que no existe mejor decisión que no destacar de entre los demás cuando no se tiene nada de que presumir, y, que sepamos, como conductores dejamos mucho que desear.