lunes, 11 de mayo de 2015

AHORA SÍ QUE SÍ: ESTAMOS EN TIEMPO ELECTORAL

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Estamos convencidos de que, en general, los ayuntamientos tienen una opinión de los vecinos como de gentes manejables, fáciles de convencer y decididos a apoyar sus decisiones sin exigencias previas. Solo así entendemos el hecho de que sea al final de la legislatura, luego de cuatro años esperando el arreglo del acerado de la calle, la fuente que no funciona, el alumbrado que lleva años sin ejercer su función o la poda de los árboles que tanto nos molestan, decidan repararlo a falta de unos meses, cuando no semanas, de la cita electoral. Es lo que podemos ver en cualquier municipio independientemente del número de habitantes que tenga censados, confirmando que no se trata de una corporación municipal torpe y desentendida y sí de una fórmula aceptada por la totalidad de los gobiernos, que suponemos buscan, no exentos de desesperación y preocupación por su futuro inmediato, la continuidad de sus respectivos mandatos. En nuestra ciudad, por aquello de que nunca hemos sido originales ni mostramos ganas de cambiar, ahí estamos, en lo mismo que les hemos dicho, es decir, reparando lo que lleva años empantanado y que o se hacía ahora o su recuperación no sería posible.

Con lo que les hemos dicho no queremos anunciar que estemos en desacuerdo con la totalidad, aunque sí en algunos detalles que creemos imprescindibles y que, lo quieran o no los responsables, han dado muestras más que suficientes de falta de capacitación. El menosprecio, consolidado por los años que viene reclamando atención municipal, hacia algunas de nuestras calles más necesitadas de atención y de reasfaltado, lo podemos calificar de clamoroso por lo calamitoso de su recorrido, los socavones que atrapan y rompen los vehículos que circulan por ellas y porque nuestra ciudad no se merece unas vías de comunicación tan inadecuadas para desarrollar el trabajo que tienen encomendado. Por eso decíamos que si los ayuntamientos comparten la idea de que las obras más vistosas e incluso emblemáticas deben realizarse justo cuando el vecindario sabe que tiene que acudir a las urnas para elegir a sus representantes en la Casa Consistorial, mal, muy mal han interpretado el sentir del ciudadano. De hecho, hasta risa producen entre muchos de ellos, que comparten mayoritariamente la idea de que “elecciones debía haber todos los años para que podamos vivir mejor equipados y no que nos dejen tirados a lo largo de los cuatro años de legislatura “. Y es que duele. Que quede claro que no todos los vecinos o vecinas aceptan sin más que, a falta de un mes o dos, se ponga patas arriba su calle para ejecutar la obra que venía anunciándose desde la cita electoral anterior. Polvo, ruidos, accesos a las viviendas complicados y peligrosos, cocheras cerradas hasta su finalización, etc., entre otros importantes inconvenientes que sí, hay que aceptar que luego todos se benefician de la renovación, pero desde luego que las formas no son las mejores.

El pasado viernes a las cero horas se abría definitivamente la veda a los partidos políticos y respectivos sus líderes para renovar los ayuntamientos. En Andújar, anotando la ausencia de Podemos, todos los demás partidos están representados y ninguno duda de que conseguirá representatividad en el salón de plenos. De cómo resulte después del día 24 su conformación y representatividad es algo que está por ver y que, naturalmente, aumenta la tensión entre los candidatos. Unos, porque aseguran que han hecho lo que han podido; otros, porque está todo por hacer, y no faltan los que aún no saben con certeza cuál será su papel después de la jornada electoral, porque recordemos que a este encuentro acuden los que conocen su futuro con antelación y se saben abocados a pactar con el ganador. Y en esta tesitura no están solos, que para eso nuestra ciudad y sus votantes son especialmente caprichosos. A partir de ahora, eso sí, atentos a los mensajes que nos lleguen de parte de todos los implicados. Lo queramos o no, en ellos nos va nuestro futuro.