Como
declaración de intenciones obligada, conviene que les dejemos claro
desde el principio que a lo largo de estos días y justo hasta el
sábado 23, jornada de reflexión, nosotros, como medio de
comunicación comprometido con el futuro de nuestra ciudad,
desplegará todas sus posibilidades, humanas y técnicas, para
llevarles la dinámica de los partidos que se enfrentarán en esta
cita electoral y que tienen como objetivo conseguir la mayoría que
les permita gobernar Andújar los próximos cuatro años. Y se lo
decimos con antelación porque no queremos que luego se quejen de que
nos excedemos en detalles o en informaciones. Entre otros compromisos
adquiridos con los partidos políticos por nuestra parte está el de
entrevistar a los candidatos y que sean ellos los que nos cuenten
cuáles son sus objetivos, sus intenciones y los compromisos que
quieren adquirir con la ciudadanía, respondiendo todos las mismas
preguntas y con el mismo tiempo concedido, que será de treinta
minutos. De esta forma evitamos los debates, porque se suelen
convertir en todos contra uno y de ellos se obtiene más bien poca
información de lo que realmente le importa al votante. Así, con
datos concretos y respuestas que les comprometerán públicamente,
realizaremos una serie de encuentros en los que primarán por encima
de cualquier otra exigencia la de dejar claro dónde, cuándo y con
qué cuentan para llevar adelante sus respectivos programas, porque
recordemos que, entre buena parte de la clase política, lo de
prometer es algo que está de moda, que se lleva mucho y que, una vez
superada la fase del resultado electoral, no suele ser atendida como
debía. Y ejemplos no faltan.
Por
otra parte, teniendo en cuenta que en esta ocasión no parece claro
que la ciudadanía se decante decididamente por una fuerza política,
ya lo decíamos ayer en este mismo espacio, permite que se mantenga
una tensión más o menos disimulada entre los candidatos que les
obliga a un trabajo extra del que tampoco prevén su resultado. Sí
es verdad que advertimos, por supuesto, errores de bulto entre
algunos de ellos, quizá convencidos de que la ciudadanía no gusta
precisamente de entrar en detalles y su voto responderá más a la
inercia que a su ideología. Mal asunto, desde luego, pero no andan
descaminados los que interpretan la situación y al votante con estos
típicos tópicos. Tampoco los que tiran de imagen para llegar a lo
más íntimo del ciudadano, no sabemos si para bueno o para todo lo
contrario, porque los riesgos no son pocos si tenemos en cuenta el
currículo que se ha acumulado a lo largo de los años. Lo que sí se
anuncia que tendrá un alto rendimiento entre la ciudadanía ha sido
la proximidad que algunos de los partidos han mantenido con la
mayoría de los electores, entre otras cosas porque les ha permitido
conocer de primera mano, sin opiniones interesadas, su realidad y sus
demandas. Naturalmente, tampoco echaremos de menos en los programas
electorales a quienes se encargarán de prometer lo que ningún otro
partido ha querido asumir como suyo y los que anunciarán a bombo y
platillo que son ellos y solo ellos los capacitados para recuperar el
orden y el control de la ciudad a favor de un futuro más solidario.
Decidan
lo que decidan los votantes, las necesidades de nuestra ciudad
seguirán siendo las mismas por muchos años, porque ni los de
siempre ni los nuevos tendrán capacidad de movimiento ni económica
como para poner en pie a una comunidad que ha sido especialmente
golpeada por la crisis y en la que, puestos a reclamar, hemos echado
de menos algo más que imaginación.