miércoles, 27 de mayo de 2015

LAS GENERALES PARA EL 20 DE DICIEMBRE

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Bienaventurados aquellos que no dejan para mañana lo que deben hacer hoy mismo y sin dilación. Esa debe haber sido la razón primera que el presidente del Gobierno, al tiempo que del Partido Popular, ha tomado una vez conocida la sangría que su partido ha sufrido a lo largo y ancho del país. Por eso ayer desde muy temprano, nos cuentan los medios de comunicación nacionales, comenzaban a verse a responsables del partido entrar en la sede madrileña. Suponemos, por tanto, que el encuentro solo habrá tenido una razón y que ésta habrá sido el resultado electoral. Lo primero que hemos sabido es que han sido convocadas las elecciones generales para el próximo día 20 de diciembre de 2015, suponemos que por aquello de que el que da primero, da dos veces, y no están los tiempos para ceder espacio a nadie ni perder oportunidades. Así las cosas, no salimos de unas y nos metemos en otras, porque lo lógico es que inmediatamente comiencen sin más las tareas propias de la maquinaria política de todos los partidos en busca de unos resultados que les satisfagan y les hagan más protagonistas de lo que lo están siendo hasta ahora. Por eso conocer al detalle las razones que han llevado al Partido Popular al revés tan manifiesto que ha recibido de parte de la ciudadanía en estas elecciones municipales, es prioritario. No obstante, las primeras conclusiones han debido ser inmediatas y con escasas dudas, ya que el partido en el poder ha perdido en un solo día nada menos que quinientas mayorías absolutas de las tres mil trescientas que tenía en su poder en los ayuntamientos y autonomías de todo el territorio nacional. Y más si el partido que les pisa los talones, el PSOE, ha pasado de las 1.800 mayorías absolutas conseguidas tras las elecciones municipales de 2011 a unas 1.900, y se han quedado con el mismo número de gobiernos con mayorías relativas, que están en torno a 500.

En realidad, el Partido Popular ha reducido el número total de votos y les ha supuesto una pérdida de casi dos millones y medio de papeletas, aunque todavía aguantan una distancia importante de los socialistas en toda España. La diferencia alcanzada hace cuatro años con respecto al PSOE llegó hasta diez puntos y ahora se ha limitado a apenas dos. Por otra parte, la falta de apoyo popular en prácticamente todos los rincones del país le supone a los populares abandonar gobiernos con mayoría absoluta que mantenían en treinta capitales de provincia. Sin ir más lejos, por ejemplo, en la totalidad de Andalucía. Solo aguantan los gobiernos locales de Vitoria y Ceuta. Si con esto se confirma que lo del bipartidismo político ha dejado de ser la fórmula elegida por los españoles para dirigir su destino y que a partir de ahora serán los pactos y consensos los que cojan en testigo, es algo que desconocemos, aunque es evidente que así está ocurriendo en media España y la otra no tardará en escoger esta vía para implantar con más vigor la democracia.

Con las elecciones convocadas para el 20 de diciembre de este año y con infinidad de problemas en el seno del Partido Popular, que está claro que no ha aceptado de buena gana, y se entiende, el resultado electoral del pasado 24 de mayo, la caída y renuncias de líderes ha comenzado a sentirse en sus filas. Valencia, que hasta ahora era el refugio de las mayorías populares y que se ha mantenido en sus trece más de veinte años, es la que más problemas de continuidad tiene con respecto al presidente Fabra y la alcaldesa Barberá, el primero contestado por sus propios compañeros, que le exigen su dimisión, mientras la máxima representante municipal no es que se lo planteé, sino que se tendrá que ir porque no ha obtenido los votos suficientes para formar gobierno. La evidencia de que los partidos emergentes tienen la última palabra en estas y en las próximas convocatorias electorales parece que no admite discusión ni duda. No tardaremos en comprobarlo.