Nadie
lo entiende, pero la realidad nos la encontramos cuando acudimos al
surtidor en busca de combustible para nuestro vehículo. Entre otras
razones, porque la información que tenemos a mano asegura que el
precio del petróleo se mantiene en los mismos niveles de hace unos
meses. Dicho esto, ¿por qué el precio promedio de venta de la
gasolina de 95 ha aumentado nada menos que un 1,7 % y en abril se
expendía a 1,294 euros por litro, y el del gasóleo A, que tiene
una cuota de mercado de casi un ochenta por ciento y que, por tanto,
es el más demandando, lo adquirimos en el mismo mes a 1,184 euros
por litro? Y que conste que los datos los encontramos en el informe
mensual de supervisión de la distribución de carburantes en
estaciones de servicio publicado por la Comisión Nacional de los
Mercados y la Competencia.
Los
márgenes de las empresas de la distribución aseguran que
disminuyeron un 2,9 % en la gasolina y un 5,6 en el gasóleo, que,
por cierto, no son los márgenes del operador y sí la diferencia
entre el precio antes de impuestos menos la cotización internacional
de referencia. Estas empresas insisten en que, en relación a meses
anteriores, se ha situado en 16,3 céntimos de euro por litro para la
gasolina 95 y 16,8 céntimos en gasóleo A. Este margen bruto, que no
se corresponde con el beneficio obtenido por las petroleras, incluye
costes como el transporte, la comercialización o el mantenimiento de
las reservas. De entre las empresas del sector, BP ha continuado
marcando el precio promedio más bajo comparado con el resto de
operadores de gasóleo A; en gasolina de 95 se mantuvo el precio
entre las operadoras principales. A todo esto, nuestro país sigue
entre los que más caro cobran los combustibles de toda la Unión
Europea. De hecho, antes de impuestos, los precios de la gasolina 95
superaron a los de las medias europeas en nada menos que unos 4,2
céntimos de euro y litro.
Sepan
ustedes que nuestro mercado sigue en el tercer puesto de los países
en los que el precio de la gasolina 95 sigue subiendo y que esta
tendencia al alza se repite en el caso del gasóleo A, cuyos precios
antes de impuestos también superaron a los de las medias europeas y
las diferencias fueron superiores a las registradas en marzo. Con
respecto a dónde podemos encontrar la gasolina y el gasóleo más
baratos, las provincias gallegas fueron el pasado mes de abril las
que presentaron los precios más elevados en la Península en el caso
de la gasolina 95. Enfrente, Navarra volvió a ser la provincia con
los precios más bajos, seguida de Huesca y Ávila. En gasóleo A, un
mes más Galicia encabeza la clasificación de precios más altos,
mientras Navarra, Huesca y Zaragoza marcaron los más bajos. Otro
dato es que, en marzo, la demanda de carburantes de automoción,
gasolina 95 y gasóleo A, fue superior en un 1,3 % a la demanda del
mismo mes del año 2014; respecto a febrero de 2015, aumentó un 9,4
%.
Pues
ya lo han visto: somos el tercer país de la Unión que tenemos los
precios de los combustibles más altos, los que más presión fiscal
soportamos y los que tenemos todas las papeletas para seguir subiendo
puestos hasta llegar al primero. De entre las políticas que el
Gobierno practica no está precisamente aquella vieja fórmula
comercial que aseguraba “que vendo más, porque vendo más barato”.
Y lo hemos comprobado a lo largo de los meses en los que el precio de
los combustibles era mucho más accesible. Y no solo en el consumo,
porque también se ha visto en el mercado de los coches nuevos, que
ha firmado unos repuntes impensables hace unos años. Recuerden
aquello de que donde manda patrón no manda marinero y seguro que se
relajan cuando acudan al surtidor.