En
realidad, ni siquiera alcanzamos a valorar si valdrá la pena que
dediquemos este espacio, también hoy, al tema de los pactos
políticos que actualmente recorren las sedes de todos los partidos y
que andan a la caza y captura de poder, y que para eso echan mano de
todo tipo de artimañas, incluidas las que han aprendido de memoria y
que añaden como cansinas coletillas: nosotros no perseguimos el
poder, lo que queremos es ayudar a gobernar; o no venimos a cambiar
cromos; o queremos sacar adelante nuestros proyectos... Quizás les
convenga saber, no obstante, que en la calle no acaban de entenderse
algunas de las razones que aportan para ser aceptados. Y es que no
siempre se explican bien o sencillamente porque algunos de los pactos
previstos son incomprensibles desde su propio planteamiento. Veamos:
si una importante mayoría en toda España ha decidido dar su voto a
una organización política que controla a sus líderes desde
Barcelona y lo ha hecho, de acuerdo con los análisis realizados por
los técnicos, huyendo de un Partido Popular manchado hasta las cejas
de casos de corrupción, ¿cómo se entiende ahora que pacten entre
ellos? La realidad es que si Ciudadanos y Partido Popular tienen la
llave de varios gobiernos autonómicos y ayuntamientos que antes de
la cita electoral estaban en manos mayoritarias de los de Rajoy y que
hoy, si se aceptan finalmente las exigencias de unos y de otros,
volverán a poder de quienes los ostentaban, ¿para qué sirven las
elecciones?, ¿para qué convocarnos a depositar nuestro voto si
luego todo va a seguir igual? Lo pueden explicar como mejor les
parezca, pero a nosotros, gentes menores, de escasos conocimientos
políticos, lo que de verdad nos parece es un teatrico para poder
seguir viviendo del cuento y mantenernos a raya.
Naturalmente,
si les hemos planteado a Ciudadanos y Partido Popular ha sido porque
sí, sin más, ya que esto mismo ocurre con el resto de partidos y
sirve el mismo análisis. Al elector se le invita a leer los
contenidos de los programas electorales, casi se le exige coherencia
y es invitado reiteradamente a que no falte a la cita, es decir, que
vote, porque la abstención es un gran fracaso de todos los partidos
y no menos para la democracia. Independientemente
de quiénes protagonicen los diferentes encuentros para alcanzar
acuerdos o pactos, la realidad es que suelen ser los menos
representativos los que acaban llevándose la mayor parte de la tarta
a repartir, ya que las ansias incontroladas de algunos de ellos les
llevan al paroxismo cuando no a intentar los sueños de grandeza que
siempre han tenido y que no son otros que presidir su ciudad desde la
poltrona municipal. Nosotros hace años que vivimos una situación
así y desde ese instante Andújar dio un giro del que todavía
andamos pagando hipotecas. Nosotros, que entendemos que una cosa es
la responsabilidad civil que se tiene como partido y otra claramente
diferenciada las pretensiones personales de sus líderes, aceptamos
de muy buena gana que la totalidad de las organizaciones participen
activamente en el devenir de la ciudad o la autonomía a la que
representan, porque cuanto más alejados estemos de las mayorías
absolutas mejor, pero totalmente en contra cuando se erigen en los
primeras filas del futuro de la ciudadanía y presionan
injustificadamente al resto de los grupos hasta límites
inaceptables. Sin ir más lejos, lo que está ocurriendo en la Junta
de Andalucía, que, de no llegar a un acuerdo o pacto que permita la
investidura de la presidenta accidental o en funciones, ya se ha
dicho que se convocarán nuevas elecciones para septiembre, con lo
que supondría de pérdida de un tiempo que los andaluces necesitamos
cada vez con más urgencia y la inversión de nueve o diez millones
de euros para dinamizar la máquina electoral.
Por
el momento, angustia nos producen muchas de las actitudes que vemos
de parte de quienes tienen la responsabilidad de hablar por su
partido u organización, por lo vacías que están muchas de ellas y
no menos por el afán de protagonismo y ansias de poder que muestran.
De hecho, si los calificamos como de niños traviesos y caprichosos
tampoco crean ustedes que exageramos. Resumiendo, que deseamos que
acabe cuanto antes esta situación por los males que acarrea para
todos y que los mandamases de los partidos políticos se dejen de
cortapisas que invalidan mayorías y que, como se ha demostrado en
parecidas circunstancias, finalmente no sirven de nada.