miércoles, 10 de junio de 2015

DE LAS CUENTAS, LOS TÉCNICOS

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Aunque parezca que el tiempo se ha detenido después de las elecciones municipales, la máquina se mantiene funcionando como si no hubiera ocurrido nada y perfectamente engrasada. Es más, es que de hecho no ha acontecido detalle que altere el normal funcionamiento de las instituciones, incluidos los ayuntamientos. El nuestro, a falta de la toma de posesión del nuevo equipo el próximo sábado, día 13, onomástica de san Antonio, mantiene su ritmo aunque de por medio se haya producido la renovación completa del equipo de gobierno y, de lo que esto pueda suponer con el paso del tiempo, está por ver. Está claro, por tanto, que la democracia permite que situaciones de gran calado político se solventen con la mayor naturalidad del mundo, es decir, como si nada. Como mucho, los funcionarios con responsabilidad directa de los futuros concejales habrán confeccionado sus respectivos planes de trabajo y la información que deberán presentarles sobre el estado de sus áreas. Así las cosas, ¿quién descansa más, el que se queda o el que se va? Por lo que cuentan los que pueden, o sea, los que conocen el percal y saben de la calidad del paño más que nadie, una vez superado el revés que habrá supuesto la pérdida del poder municipal a los que hasta ahora lo sustentaban, desde luego que el que lo tiene más fácil es el que se va. El que se queda tendrá que bailar con la más fea y, parece por lo que cuentan, que fácil no lo van a tener en ningún momento, ya que la deuda acumulada a lo largo de estos años por los gobiernos anteriores frena cualquier intento de recuperar o de implantar los objetivos de los que, recién tomada posesión, llegan a hacerse cargo de la Casa Consistorial.

Si tenemos en cuenta que, en todos los gobiernos municipales a estrenar, la deuda de los otros es un arma infalible que puede usarse en cualquier momento, que puede esgrimirse para arruinar el trabajo que a lo largo de los años se haya ejecutado, que en nuestro caso ha sido sobada hasta la saciedad y usada como justificación del freno permanente en el que nos hemos desenvuelto económicamente, o los que están por estrenar afrontan el descalabro de la deuda que se encontrarán, y lo hacen con solvencia y no menos imaginación y ayuda exterior, o la viabilidad del Ayuntamiento será casi imposible. Es cierto que hemos venido escuchando a lo largo de estos años todo tipo de felicitaciones que, a sí mismos y sin ruborizarse, se han ido echando sobre cómo han gestionado el dinero de todos, pero la realidad es bien distinta y, de hecho, no tardaremos en conocerla en profundidad y sacar conclusiones realistas. Naturalmente, si se cumplen los pronósticos de los más recalcitrantes, que son precisamente los que vienen anunciando que el estado de nuestras cuentas municipales están en quiebra técnica desde hace años.

Recuerden a todo esto que la experiencia tiene una significación muy especial en situaciones de este tipo, y que lo de caer en el error de valorar sin conocer la realidad suele traer consecuencias evitables con que solo se plantearan con algo de benevolencia a la hora de juzgarlas. Sería interesante que fueran los técnicos en lo de revisar, confrontar apuntes, contrastar inversiones, controlar gastos y demás movimientos económicos registrados en el Ayuntamiento, los que dictaminaran la situación real de unas cuentas que por el momento deben permanecer intactas y acertadamente invertidas. Todo lo demás son especulaciones interesadas. Caer en ellas supone representar con total nitidez el mismo papel que los que se van, que no perdieron ni un momento en usarlas para denunciar lo que les pareció, sin limitaciones y mismamente hasta ayer.