viernes, 11 de septiembre de 2015

EN TRÁFICO, TODO SIGUE IGUAL

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Llegamos al primer viernes después de la vuelta de las vacaciones y lo afrontamos con la misma base de siempre, es decir, el tráfico, la circulación rodada, los accidentes, los vehículos y los profesionales del sector que tanto nos ayudan a evitar accidentes. Por lo tanto ni siquiera se trata de una declaración de intenciones al uso y sí de confirmarles que todo va a seguir igual. Si tenemos en cuenta que la accidentalidad sigue siendo desgraciadamente actualidad a diario, si sabemos que se mantienen las mismas cifras de fallecidos que el año pasado y si finalmente conocemos la mayoría de las causas, de las razones por las que se producen estos accidentes, tampoco entendemos que se trate, la nuestra, de una decisión que no podamos justificar. Al contrario, debemos seguir en la labor por recuperar a aquellas y aquellos conductores que decidan reaccionar ante cualquiera de nuestros comentarios, asesorándoles si es necesario y apoyando los cambios que decidan en beneficio de la defensa de sus vidas.

Paralelamente, que nadie crea que las cosas del tráfico no van a cambiar, que todo va a seguir igual, porque se equivoca. La directora general de la Tráfico lo viene anunciando y al mismo tiempo avisando de que no cejará hasta conseguir, por ejemplo, como primera medida, bajar la velocidad máxima de 100 kilómetros por hora en las carreteras secundarias a 90. Y está poniendo todo su empeño en convencer a los diputados que tendrán que votar este cambio, que llevará aparejados otros descensos de velocidad en estas mismas carreteras, porque en nuestro caso no tenemos casi ninguna que permita una velocidad de 100 kilómetros por hora y sí mayoritariamente de 80, y la idea es la de rebajar este límite al menos diez kilómetros. Eso y lo de los tacógrafos en las furgonetas, a las que por el momento se les ha limitado la velocidad a 90 kilómetros incluso en las autovías y que por el momento escapan de estos controles porque Tráfico está instalando los radares fijos equipados con discriminadores. También está prevista una revisión a fondo del papel de las estaciones de inspección técnica de vehículos, a las que conocemos como las ITV`s, y que no acaban de suponer el remedio que se buscaba para tanto vehículo con una edad superior a los diez años.

Naturalmente, como andamos con la lupa puesta en busca de diferencias de tratamiento, a nadie se le escapa que lo de la recuperación de las carreteras, que están en un estado deplorable y peligroso, sobre asunto de tanta importancia no leemos ni escuchamos nada. Es más, no hace tanto que se reparó o parcheó parte de la A-44, la Bailén-Motril, y ha resultado un desastre. Esa es la opinión mayoritaria de quienes lo han comprobado sobre la marcha y que, por su experiencia, están en condiciones de valorar lo que han calificado como vergüenza. Peor lo tienen quienes usan la A-4, la Madrid-Cádiz, ya que tienen que vérselas, a lo largo de muchos kilómetros, especialmente en nuestra provincia, con un firme repleto de socavones e irregular como pocos que por supuesto influye peligrosamente en la circulación. De hecho, si hiciéramos el recuento de las señales ubicadas a lo largo del recorrido desde Santa Elena a Villa del Río, veríamos que las de color amarillo, o sea, las que nos avisan del mal estado del firme, casi superan a las otras.

Desde luego, si nuestros gobernantes creen que para los usuarios es cosa de escasa importancia el mal estado de las vías de comunicación, muestran una supina interpretación de la realidad. Y en eso estamos, en intentar convencerlos de lo contrario.