
Los
de la plataforma del río, esos ciudadanos que siguen solos ante un
problema que es de todos, especialmente huérfanos de las
instituciones, nos han vuelto a mandar un mensaje cargado de realismo
y avisándonos de que, con los antecedentes que tiene el Guadalquivir
a su paso por nuestro término municipal, el problema de las
inundaciones sigue vivo y de que las consecuencias que podían
derivarse siguen siendo terribles, y no solo para los moradores o
propietarios de tierras y viviendas en las zonas de la ribera del
río, sino para la misma ciudad, porque recordemos que la última vez
que hizo acto de presencia el agua por las inundaciones alcanzó
algunas de las naves próximas ubicadas en la zona de la Lagunilla y
en el polígono industrial. A nosotros nos llama poderosamente la
atención la convicción que muestran estas personas, capaces de
luchar en cualquier frente para defender lo que están convencidos
les pertenece y que no es solo, ni de lejos, el abono de los daños
que sufrieron sus propiedades debido a la última inundación que
sufrieron y sí la seguridad de la totalidad, de sus vecinos y
vecinas, de La Isla y del Sotillo, de los polígonos y de La Ropera…
El hecho de que hasta ahora todo hayan sido despropósitos, negativas
interesadas a atender sus justificadas reclamaciones y puestas en
escena de algunos de nuestros políticos más representativos, que
han confirmado no tanto su desconocimiento como su deshumanización,
porque no entender a quienes solo buscan seguridad para todos y
mejorarles la calidad de vida estando en sus manos, sinceramente
muestran una actitud penosa y desde luego que nada solidaria.
El
asunto del río, que viene de lejos, ha sido capaz de recopilar datos
suficientes como para crear su propia historia y ha obrado el milagro
de mantener unidos a quienes padecen las embestidas de sus aguas. En
cuanto a las actuaciones de las personas implicadas por cargo y
obligación debida, y las instituciones que tienen poder suficiente
para acabar con una situación dolorosa por demás, han hecho muy
poco, si que es han hecho algo, que este es un detalle clarificador.
En tiempos de Luis de Torres, por entonces nuestro representante por
Alianza Popular en el Congreso, el Gobierno aportó un dinero que
sirvió para invertirlo en lo que por entonces se entendía como la
causa directa de las sucesivas inundaciones. Enseguida se comprobó
que sirvió de poco, que en donde se echó esa suma, como los
afectados anunciaron desde el primer momento, no se consiguieron los
resultados que se buscaban; luego vino el Gobierno de Zapatero y se
dejó unos cuantos millones de euros con resultados evidentes de
haberlos colocado en donde correspondían. De ahí la mota que hoy
disfrutamos y de ahí también el freno a las aguas que por entonces
llegaban hasta la ciudad. Justo cuando estaba a punto de finalizarse
la obra, al menos en su parte importante, cuando aún encontrábamos
retroexcavadoras y camiones, además de personas trabajando en el
lugar, el Partido Popular ganó las elecciones y hasta aquí hemos
llegado, dijeron. Todos a su casa y hasta nueva orden, aunque han
pasado casi cuatro años y comprobamos que intención, lo que se dice
intención de hacer algo, sencillamente no la percibimos. Si acaso,
al contrario, ya que por el camino han tenido oportunidad de poner
algún parche para calmar los ánimos y ni siquiera han tenido la
deferencia de ejecutarlo.
Y
se lo contamos así porque no de otra forma han sucedido los
acontecimientos. Por todo esto y por detalles que nos confirman en
nuestras convicciones, las mujeres y los hombres que conforman la
plataforma del río, esos y esas que siguen luchando denodadamente
por lo que es suyo, que están solos entre sus propios vecinos,
incluso a veces criticados y menospreciados, además de llamarles
peseteros por reclamar lo que es suyo precisamente quienes debían
rendirles pleitesía por su capacidad de sufrimiento, son nuestros
particulares héroes. Ojalá contáramos con muchos de ellos, porque,
no lo duden, otro gallo nos cantaría.