lunes, 14 de septiembre de 2015

UNA VEZ MÁS, NECESITAMOS LA ANDÚJAR SOLIDARIA

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Conociendo a la sociedad en la que estamos integrados, sinceramente nos extraña que entre nosotros hasta ahora, al menos que nosotros sepamos, nadie haya levantado la voz, o en silencio, porque el detalle nos da igual, reclamando atención y ayuda para los sirios que andan buscando refugio allí donde se lo ofrezcan y que les permita encontrar la paz que tanto ansían y necesitan para seguir en la causa de un futuro mejor para los suyos y ellos mismos. Vaya por delante que lo más probable es que ya se estén haciendo algo más que gestiones para extender la mano a estas personas y encontrarles un hogar en el que poder vivir con seguridad y comodidad. Por el momento, España entera ha mostrado su interés por ayudar a los refugiados que huyen por millones de tierras sirias en busca de libertad y seguridad para sus vidas y que, debido a la intransigencia y la insolidaridad de países como Hungría, que les ponen todo tipo de cortapisas para que no crucen sus fronteras camino de Austria y Alemania, les está suponiendo un calvario añadido. La actitud de países del tipo húngaro, que debemos tener en cuenta antes de enjuiciar que se trata de la decisión de su gobierno, de ideología de extrema derecha, y no de la mayoría de su ciudadanía, que sí que les ayuda y les tiende su mano cuando piden auxilio, lo que ha conseguido ha sido hacer picadillo su imagen exterior y su idea de la solidaridad de país que forma parte de la Unión Europea. De hecho, debía ser la Comunidad la que se planteara seriamente la posibilidad de expulsar a este país de la organización si lo que quiere es mantener, por ejemplo, el acuerdo de Schengen, pacto por el cual varios países de Europa han suprimido los controles en sus fronteras interiores y han trasladado estos controles a las fronteras exteriores. Especialmente entre nosotros no han sido pocos los que se han quedado con la boca abierta ante semejante espectáculo aduciendo que, desde siempre, a los húngaros invariablemente los veíamos acompañados de una escalera, una cabra y un trompetista, y nos obligaban a escuchar sus conciertos y ver las evoluciones del animal sobre la escalera en plena calle para luego pasar la gorra en busca de los óbolos de los espectadores. De hecho, cuando estos personajes aparecían en nuestras calles, no faltaban los vecinos o vecinas que aseguraban que venían malos tiempos.

Dicho esto, que haya sido precisamente un país exportador de parias e indigentes el que más reacio se haya mostrado a la hora de permitir que los refugiados sirios crucen sus fronteras, porque de ninguna manera querían quedarse allí y sí dirigirse especial y mayoritariamente a Alemania, la verdad es que ha sido una desagradable situación. Además, debemos añadirle la circunstancia de la cámara de televisión que decidió recibir a los refugiados a patadas y con zancadillas, terrible ejemplo de unos momentos realmente espeluznantes. Pero bueno, empezamos el comentario de hoy reclamando información sobre los movimientos ciudadanos o institucionales que se estén realizando a favor de una Andújar solidaria y receptiva, y ya ven que nos hemos ido por otros derroteros. Ojalá en pocos días podamos volver con el mismo tema y entonces sí que apoyados en hechos concretos que nos den pie a reclamar la ayuda de quienes estén dispuestos a tender su mano cuando de situación tan terrible se trata.

Por supuesto, nada de dudas. Sabemos lo que queremos y también de lo que somos capaces. Apoyarse en gentes como las de Andújar para situación tan angustiosa como la que viven los refugiados sirios es asegurarse el éxito. Así las cosas, ¡Andújar, atención, porque no tardaremos en volver a pediros ayuda! ¡Atención!