lunes, 28 de septiembre de 2015

LAS TASAS DE ROMERÍA A DEBATE

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Como era de esperar, el asunto de las tasas romeras ha generado infinidad de opiniones y no menos polémicas. Es evidente que el cobro por disfrutar de un lugar en el cerro de la Cabeza no cayó bien a nadie en su día, allá por 2012, y el que ahora el nuevo gobierno municipal haya decidido eliminarlo sin duda que ha supuesto un alivio para muchas personas, aunque tampoco han faltado las que están en desacuerdo con esta decisión municipal aprobada en el pleno del pasado jueves con los votos en contra del Partido Popular e Izquierda Unida. Y que conste que lo sabíamos, por lo mismo que intuíamos que los pronunciamientos en las dos direcciones serían protagonistas allí donde, como en el caso del facebook de Radio Andújar, se les invitaba a opinar. Naturalmente, una vez leídos, eliminados flecos e interesadas opiniones, no admite duda que se han colado los mensajes aleccionados por la clase política implicada en el sí y en el no. De otra parte, llama la atención el hecho de que a estas alturas, luego de tanta crítica incluso desproporcionada que hemos conocido desde el año de su implantación, ahora parece que son más los que están a favor del pago de las tasas que los que las rechazan. Y no menos algunos de los mensajes por su forma de expresarse y los conocimientos que muestran en cuanto a detalles demasiado concretos.

En general, lo leído nos sitúa ante una realidad por sí misma convincente, puesto que las quejas más compartidas desde el inicio del cobro están ligadas a la falta de intervención que el gobierno municipal ha realizado en favor del entorno y las necesarias infraestructuras que demanda el peregrino en el apartado de servicios. De ahí que, en el caso del cobro a las carretas y por los servicios especiales que se prestan en esos días, se haya dejado para cuando las tasas sean revisadas en su totalidad. Es decir, que si los ingresos que han proporcionado hasta ahora las tasas cobradas se hubieran invertido directamente en la mejora del entorno, que necesita, entre otras inevitables mejoras, la recuperación general de la zona, con accesos más seguros y cómodos, espacios de estancia menos agresivos para la ubicación de vehículos y tiendas de campaña, aseos en número suficiente y su cuidado y vigilancia al menos a lo largo de los días festivos, etc. Por otra parte, el hecho contrastado de que el dinero recaudado no haya superado ningún año al costo que genera su recaudación, evidentemente, también influye de manera negativa en las posibilidades económicas municipales de invertir en una zona de su término municipal que al menos por ahora es utilizado masivamente dos semanas al año.


En cuanto a los comentarios que hemos tenido oportunidad de leer, que han sido cientos y con todo tipo de contenidos, echamos de menos en una gran mayoría de ellos más imaginación en favor de la mejora general de nuestra romería. Es una pena que ante la oportunidad que se nos ha abierto a todos y todas para dialogar sobre el sí o el no de las tasas de romería, no hayamos ido más lejos de críticas ideológicas endebles y de escaso recorrido. Es más, caer en la tentación de asegurar que muchas de ellas han sido dirigidas no es nada descabellado. En definitiva, que hemos podido comprobar que no siempre lo de perder se lleva bien. Lo importante por trascendente y que no debe olvidársenos es que un gobierno municipal legitimado por las urnas ha decidido eliminar una decisión de su predecesor porque, entre otras razones, lo incluía en su programa electoral. De hecho, de no haber sido así, que nadie dude que serían cientos e incluso miles los ciudadanos que le reclamarían su retirada, y debe quedar claro que estarían suficientemente legitimados para ello. Aceptar que a partir de esta romería las tasas no serán precisamente ninguna cortapisa para que nos desplacemos hasta el santuario debería suponer un alivio para muchas personas, familias, que han venido quejándose de la única manera que les ha sido posible y que no ha sido otra que la de acudir al santuario en días alejados de la romería.