Nuestro
consejo, si ustedes lo aceptan, es que se tomen las cosas de la
política con calma, con objetividad y no cayendo en el error de
creérselo todo. No hace tanto muchos de nosotros caímos en manos de
grandes embaucadores y desde entonces no levantamos cabeza,
especialmente quienes, además de ilusión, pusieron dinero para
hacer realidad lo que a todas luces le habían vendido como la reina
de la corona, que es como se conoció durante algún tiempo el asunto
de Innovandújar o recta del Sotillo. Si recuerdan, más de
trescientos mil metros cuadrados de jardines era el espacio verde que
se había reservado, para que comprobáramos que el Ayuntamiento
pensaba en el medio ambiente y en las personas, nos decían desde la
Concejalía de Desarrollo Local; y, claro, no faltaría un hotel de
cinco estrellas en semejante espacio, y al que luego se le uniría
otro de las mismas características a construir por iniciativa
privada en lo que conocemos como antigua fábrica de harinas; un
centro de congresos, varias superficies comerciales, una vía férrea
específica para el transporte de las mercancías que allí
produciríamos, y, por supuesto, Ros Casares con su acerería, que
vendría acompañada de empresas de gran importancia económica y
productiva. En fin, una zona que hoy se ha limitado a tragarse, como
por arte de magia, más de seis millones de euros, por lo que nos
dicen, y que sigue siendo un erial improductivo que ha herido de
muerte a sus propietarios, que esperaban, porque así se lo dijeron,
multiplicar el precio de los terrenos por diez o doce y conseguir
ganancias millonarias de la noche a la mañana.
Ahora
llegan los nuevos, los que desde el primer momento dijeron que el
proyecto de Innovandújar, tal y como lo habían diseñado, era
inviable, y lo hacen con buenas nuevas. Quieren desempolvar otro
proyecto de grandes proporciones, que fue el suyo desde el principio,
por cierto, que puede parecer todo lo posible que ustedes quieran,
pero que a nosotros, para como es Andújar y la mala suerte que
tiene, nos sigue pareciendo un sueño. Se trata del puerto seco o
plataforma intermodal, que viene a ser una
zona delimitada en el interior de la cual se ejercen, por diferentes
operadores, todas las actividades relativas al transporte, a la
logística y a la distribución de mercancías, tanto para el
tránsito nacional como el internacional. La plataforma en cuestión
debe tener un régimen de libre concurrencia para todas las empresas
interesadas en las actividades anunciadas. Debe también estar dotada
de todos los equipamientos colectivos necesarios para el buen
funcionamiento de sus actividades y comprender servicios comunes para
las personas y para los vehículos de los usuarios, además de estar
obligatoriamente gestionada por una entidad única, sea pública o
privada. La función de las plataformas logísticas ha sufrido una
evolución funcional en el tiempo, que no es homogénea ni
equiparable en los distintos países, existiendo, por tanto, una
superposición de tipologías de plataformas logísticas.
Y
eso es lo que quieren implantar en los terrenos propiedad del
Ayuntamiento, porque el nuevo equipo de gobierno municipal ha
recibido el apoyo de la Junta de Andalucía y precisamente por eso se
ha desplazado hasta nosotros un importante gestor autonómico con
responsabilidad en asuntos de esta clase, lo que en ningún caso nos
debe hacer creer que todo irá sobre ruedas y que no tardaremos en
ver técnicos y máquinas construyendo ese sueño. Como referencia
obligada para entender mejor el asunto: recuerden al señor Montoro
prometiendo ante los medios de comunicación que nuestra ciudad iba a
formar parte de otras que podían optar a la instalación entre
nosotros de la empresa fabricante de los helicópteros Tigre. Luego
dijo que no, que su idea era que Andújar fuera la elegida
directamente, pero se sabía que se trataba de una promesa política
en momento electoral y que era una gran mentira. Dicho esto, teniendo
en cuenta el muchísimo rendimiento político que se obtuvo por
quienes vieron un filón de críticas inagotable a su alcance, tanto
que casi ha llegado hasta nuestros días, ¿se parecerá en algo lo
del dichoso puerto seco? Pues ya saben, a cuidarse de ilusiones
irrealizables.