jueves, 29 de octubre de 2015

HASTA LA CORONILLA

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Organizaciones empresariales, obreros de todas las profesiones conocidas, asociaciones sin fines lucrativos, deportistas de todas las disciplinas, educadores y educandos, el mundo sanitario y muy especialmente las personas que lo están pasando mal, nos hemos unido casi sin cuestión previa para pedirles cuentas a los partidos políticos que andan inmersos en lucha por la consecución del mayor número de votos posibles en las próximas elecciones del 20 de diciembre. Y todo porque vemos, no sin estupor, preocupación y cabreo, que seguimos sin ser los protagonistas de sus mítines, los que menos contamos cuando de detallar sus intenciones se trata. Ya está bien, señores y señoras de la política española, de que nos maltraten como lo hacen, de que sus objetivos no tengan nada que ver con nuestras necesidades reales, esas que nos sitúan a las puertas de los supermercados antes de entrar para comprobar si tenemos dinero suficiente para hacer la compra. Parece como si ustedes fueran de otro mundo y desde luego que se actitud confirma que en sus casas necesidades, lo que se dice estrictamente necesidades, no tienen, y eso no es justo si tenemos en cuenta que somos nosotros y nada más que nosotros los que les abonamos mensualmente sus magníficas soldadas, les ingresamos el dinero de sus seguros, incluido el de jubilación, la Seguridad Social y el IRPF, y por supuesto que sus dietas y gastos extra.

Ustedes van a lo suyo y lo entenderíamos y aceptaríamos si de vez en cuando, como regalo inesperado, les escucháramos decir algo sobre nuestras demandas de trabajo, de vivienda, de comida y demás necesidades habituales en la familia, porque observen ustedes que de ninguna de las maneras queremos parecernos en el sueldo o en las prebendas que disfrutan relacionadas con sus cargos. No. Lo nuestro es mucho más elemental y práctico, ya que de lo que se trataría a lo sumo es que consigan cubrir nuestras necesidades mínimas. No de coches, ni segundas viviendas, ni de excesos lujosos; entre nosotros, la clase obrera sin trabajo que desarrollar, el asunto va por los estudios de los hijos, su alimentación, las necesidades que a partir de ahora, con la llegada del frío, padecerán en casa… Ya les decimos: cosas sencillas y creemos sinceramente que fáciles de conseguir para ustedes. También queremos que sepan que estamos hasta la coronilla de pedir ayuda a las personas, generosísimas ellas y ellos, que se dedican a pedir alimentos para nosotros porque ustedes no son capaces ni tan siquiera de conseguir que este apartado quede cubierto permanentemente. Vergüenza debería de darles ver las colas que se forman a las puertas de las organizaciones sociales en donde se reparte comida entre las familias. Lo mismo que ocurre con las personas que buscan y rebuscan alimentos donde sea, especialmente en los contenedores de basura, que ya no es posible que lleguen más bajo mientras sus señorías viajan en primera especial y porque no hay otra más alta.


Entre los más necesitados ni se nos ocurre pensar que ustedes sean todos iguales o que no sean necesarios para que todo funcione; al contrario, sabemos de su importancia y estamos de acuerdo en que así debe ser. Pero ya está bien, oigan; ya está bien de que en días tan importantes, por ser previos a la convocatoria electoral de diciembre, se mantengan en sus trece y su trabajo lo dediquen exclusivamente a pelearse entre sí. Dejen de denunciar lo que hacen los otros y vénganse con nosotros a la tierra a comprobar de cerca las calamidades que nos acucian y nos empobrecen a diario. Asuman de una vez cuál es en realidad su papel y acepten que solo ganarán las elecciones si comparten con el pueblo sus graves problemas y deficiencias. Tengan un poco de sensibilidad y cariño por los demás, por favor. Y es urgente.