Los
tiempos en los que los partidos políticos disimulaban trabajar en su
favor ante la próxima convocatoria de elecciones, ha dejado paso a
todo lo contrario. Aunque la cita electoral para las generales se ha
concretado para el 20 de diciembre, a estas alturas la campaña está
ya al noventa por ciento. Los máximos representantes de los partidos
de todo corte social e ideológico hace semanas que no se guardan
ninguna estrategia y no dudan en compartir sus proyectos más
importantes con el electorado en los diferentes mítines con los que
recorren el país. Entre nosotros estuvo la semana pasada, sin ir más
lejos y solo para almorzar, la práctica totalidad de los importantes
del Partido Popular, que, luego de la inauguración de la carretera
que une Linares con Ibros, eligió un restaurante de nuestra ciudad
para compartir mesa y mantel con su hombre fuerte en Andalucía, Juan
Manuel Moreno. Con el presidente el presidente Rajoy al frente de la
comitiva, Arenas, Montoro y Pastor, entre otros. Por supuesto, los
populares de Andújar, con Jesús Estrella a la cabeza. Suponemos que
Iglesias, Garzón, Rivera y Sánchez estarían haciendo lo propio en
otras tierras, intentando convencer a su potencial electorado de que
son la mejor opción para cambiar el rumbo, que anuncian erróneo y
causa de nuestra pobreza, de España.
Con
consignas compartidas para denunciar lo que hasta el momento han
hecho sus contrincantes, se lanzan a la carretera y montan sus cada
vez más grandes escenarios desde los que lanzar sus mensajes a un
público enfebrecido, dispuesto a vitorear sus consignas y a vocear a
su líder. Luego, lo de siempre, que si te he visto no me acuerdo. De
hecho, de lo importante, de lo que interesa a los asistentes, no
concretan nada, ni afirman ni se comprometen con fechas. De trabajo,
de que las cosas vuelvan a ser parecidas al año 2006, de que el
estado de bienestar se recupere en un plazo aceptable, de que las
privatizaciones vuelvan a manos públicas y tantas y tantas
necesidades justificadas de los ciudadanos, que por el momento ningún
partido ha sabido solucionar, sencillamente no existen planes. Es
así, de todo esto, que por supuesto es lo urgente y lo que de verdad
importa al electorado, nada. Bueno, en el mejor de los casos, vagas
promesas que no conducen a nada y que desde luego entre la ciudadanía
solo son hartura, especialmente entre aquellos que llevan años en
el paro, con la familia malcomiendo y con un futuro inexistente. Y
como son millones, como el paro sigue siendo la carcoma nacional,
como son miles las familias que tienen a todos sus integrantes en el
paro, no deberían utilizar los mismos mensajes de siempre.
Por
otra parte, como se mantienen en sus cargos a quienes se excedieron
en el celo del dinero que custodiaban y decidieron que lo mejor era
compartirlo llevándoselo a cuentas en paraísos fiscales, cómo
explicarle a la ciudadanía que mientras ellos se enfrentan a penas
de cárcel por robar una bicicleta, los que se quedaron con cientos
de millones de euros campan a sus anchas, cuentan con guardaespaldas
con cargo al Estado, coche oficial y libertad de movimientos, que,
dependiendo del pedigrí que aportes al sumario judicial, así se
tratarán. Por todo esto, porque estamos como estamos, debían
renovar sus mensajes, ser valientes y aceptar que el momento no es el
mejor para arengas mitineras en las que solo te aplauden los tuyos y
de milagro. Que deben ir más lejos y enfrentarse con sus propias
políticas: por insolidarias, desfasadas y nada efectivas. Y luego,
que pidan lo que quieran, que ya veremos.