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Afortunadamente,
los errores de la edición anterior de la segunda edición de la
prueba deportiva de ayer, domingo, que necesitó hipotecar buena
parte de nuestras calles, especialmente en la zona centro, no salió
mal del todo. Además de escoger las vías por donde debían pasar
los deportistas, tanto corriendo como en bicicleta, de forma más
ordenada, el horario de cierre de éstas no fue tan estricto y se
pudo circular por ellas casi sin molestar, aunque hubo instantes y
lugares, especialmente en la zona de san Eufrasio y calles aledañas,
que sí necesitaron de la paciencia de los conductores, que la
dispusieron en cantidades industriales y que sirvió para que la cosa
no llegara más lejos. Pero así son las cosas de las organizaciones
en las que la participación de la ciudad es básica. La
edición anterior avisó con tiempo del mal que le aquejaba, y en
esta ocasión, aunque ciertamente que, como ya hemos dicho, con menos
intensidad porque hemos apreciado a los usuarios más concienciados,
hemos vuelto a comprobar que pruebas de este tipo, que demandan la
práctica totalidad de la ciudad para su desarrollo, necesitan
urgentemente nuevos planteamientos desde los que convocarlas. Sobre
todo, valorar el rendimiento popular que finalmente aporta a la
ciudad y la idea de sus regidores de cómo debe aprovechar el turismo
deportivo; luego, concentrarla o no en las calles o parte de ella
hacerla compatible con los alrededores. Por lo tanto, la consecuencia
de la decisión de mantenerla casi en las mismas condiciones y
características no ha sido otra que el rechazo de parte de la
población, y muy especialmente de los automovilistas.
Pero
entre nosotros, con una basílica-santuario en donde reside la
patrona, no nos podemos quedar solo con una prueba deportiva. Así,
la peña Peregrinos del Alba ha celebrado a lo largo de la semana
pasada su fiesta anual y, entre otras citas, ha convocado su
peregrinación, lo que ha activado a cientos de personas a recorrer
los kilómetros que nos separan para reencontrarse con la Virgen de
la Cabeza. La actividad de esta peña a lo largo de todo el año es
un ejemplo de continuidad y de reafirmación en sus creencias, y, por
otra parte, sirve de excepcional escaparate a quienes andan en el
mundo mariano que compartimos y admiramos. Por tanto, el éxito en la
convocatoria ha sido el esperado, el que sus organizadores deseaban
con ilusión y que ha tenido una gran resonancia en la provincia.
Evidentemente, todo esfuerzo realizado en favor de una ciudad más
comprometida, más decidida por su futuro e ilusionada por lo que es
capaz de desarrollar por sí misma, tiene un importante rendimiento
dentro y fuera de nuestro término. Por eso es tan importante
realizar lo que se desea, lo que sabemos que nos presenta ante los
demás como tenaces en lo que queremos y, en este punto, hacer cada
vez más nuestro lo que nos legaron nuestros antepasados.
En
el nuevo proyecto que buscan construir quienes andan al frente de
nuestro futuro, el apoyo que emana de la ciudadanía es fundamental
para llegar a metas de prosperidad. Quizá lo que necesitemos sea aún
más imaginación y más trabajo, además de apoyo exterior.
Naturalmente, poner en valor lo nuestro, aunque a veces no resulte
fácil de entender, también vale su peso en oro.