Cataluña
y su independencia sigue siendo una inagotable fuente de noticias
para quienes nos dedicamos a recoger la actualidad y compartirla con
ustedes. En estos momentos, cuando andan buscando apoyos para aupar a
Arturo Más a la presidencia de la Generalidad, cuando han decidido
desde Convergencia que ya está lo suficientemente manchada de
corrupción como para seguir manteniendo su nombre, y que es mejor
buscarle uno nuevo, que por cierto lo han encontrado en el Juntos por
el sí, resulta que desde el Gobierno central salta la noticia que
nos dice que han aparecido, traspapelados o guardados en un cajón,
por supuesto que intencionadamente, más de mil trescientos millones
de euros que no habían sido controlados ni por unos ni por otros y
que ahora resulta que intervienen en el déficit nacional de manera
inesperada y nefasta para las cuentas del gran capitán que se habían
hecho en Madrid. ¿Y ahora qué?, se preguntan los del Ministerio de
los dineros de todos… ¿Qué podemos hacer con el dinero que nos
habían escamoteado en Cataluña y que vienen a confirmar que las
cuentas en esa autonomía las debe llevar un contable de tres al
cuarto manejado por una clase política que se lo está llevando
calentito?
Y a
todo esto, que nadie caiga en el error de no contabilizar los tres
mil y pico millones que el Gobierno de Madrid pagará directamente a
los acreedores de la Generalidad para que no sean ellos los que
carguen con las culpas de la mala gestión de Más y los suyos, y
acaben con sus negocios cerrados. Pero como de esto no conviene
hablar mucho, que para eso andan buscando realmente la fórmula de
huir de los tribunales de Justicia españoles y no la independencia
que dicen necesitan para ser un pueblo libre, pues ahí estamos, a
verlas venir. Afortunadamente, y lo decimos convencidos de que la
decisión ha caído muy bien en toda España, el ministro Montoro ha
pedido explicaciones a todos los organismos y personas implicadas en
este asunto y espera que le informen del por qué los mil trescientos
millones de euros andaban desaparecidos. Todo indica, eso sí, que la
idea de los dirigentes catalanes era obviar esta cantidad tan enorme
de deuda o dinero mal invertido o perdido por algún paraíso fiscal,
con el fin de no mostrarse, una vez más, ante el ciudadano catalán
como simples manipuladores del dinero de todos. Concretamente,
Cristóbal Montoro ha dicho que la Intervención General del Estado,
el INE y el Banco de España tienen el encargo de iniciar una
investigación que aclare qué ha pasado con los 1.300 millones de
euros que Cataluña no contabilizó, y cuyas consecuencias deberán
llegar a Eurostat. Está claro que ha dicho bien, porque si nosotros
somos afrentados permanentemente con la cosa de los ERES, ellos
también deben dar cuentas de lo suyo. ¡Ah!, también ha exigido a
la Generalidad que cumpla cuanto antes la condicionalidad de no usar
los 3.038 millones del Fondo de Liquidez Autonómico en gastos
independentistas para que el Gobierno pueda hacer ya el desembolso.
Lo
que nosotros concluimos, desde luego desde nuestras limitaciones
intelectuales, porque es evidente que somos mucho más torpes que los
privilegiados ciudadanos de Cataluña, es que ¿cómo es posible que
la obcecación por la consecución de la independencia no les deje
ver que los están saqueando en su propia cara y por sus más
emblemáticos representantes? Parece increíble, pero así es. Debe
ser cosa de los nacionalismos trasnochados que algunos proclaman como
ungüentos milagrosos que sirven para todo, incluso para aparecer
ante los demás como tontos del culo.