martes, 10 de noviembre de 2015

DENUNCIA QUE ALGO QUEDA

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La política, con todo lo que representa para el control de un país y con la rentabilidad que es capaz de aportar a la sociedad de la que proviene, en realidad es un galimatías de cuidado: capaz de alegrarnos un día y al siguiente de todo lo contrario, sus altibajos emocionales acabamos padeciéndolos todos. Podíamos decir que así de especial es la política que desarrolla o interpreta nuestra clase política, que no tiene por qué ser igual en todas partes. En España la política la sustentan, entre otros, los banqueros y luego los políticos; en realidad, ellos son los que quitan y ponen presidentes y sus correspondientes cohortes. Y luego, en los partidos, está lo de sus respectivos idearios, que es como una oración que hacer siempre que tengan que decidir algo importante para el país y su partido. Por lo tanto, si los demás, aunque especialmente los que les siguen en intención de voto, deciden emprender una acción que a ellos les pueda parecer rentable en el número de adeptos que pueden obtener de ella, las zancadillas, los discursos subidos de tono, las denuncias por doquier y todo lo que haga falta con tal de que los otros no saquen adelante su proyecto, les parecerá poco. Especialmente, el asunto lo suelen encauzar por las denuncias en los juzgados, para lo que aportan todo tipo de pruebas conscientemente falsas y cuanto más enrevesadas mejor para sus intereses, que no son otros que los de detener las intenciones de sus contrincantes.

La más reciente que conocemos ha sido la de las minas de Aznalcóllar, ya saben esas que hace unos años dejaron escapar miles de metros cúbicos de veneno, de lodos, que llegó hasta las mismas puertas del parque de Doñana, y que fue un desastre ecológico de una gran envergadura. Como sabrán también, no le han faltado empresas del sector que las quisieron poner en funcionamiento luego de una serie de trabajos paralelos para evitar que vuelva a ocurrir el episodio de 1998. La Junta de Andalucía, que es la que tiene la potestad del sí o el no, decidió hace unos meses que sí, que la escasez de trabajo de esa población y las de los alrededores aconsejaba su puesta en funcionamiento. Se abrió el concurso, se conocieron las ofertas, se valoraron los proyectos y se decidió por una de ellas, suponemos que la que más se ajustara a las cláusulas del contrato a firmar. Inmediatamente de conocido el asunto por los otros partidos, tardaron horas en presentar una querella en toda regla contra de las personas que eligieron a la empresa en cuestión. Que si prevaricación, que si mucho dinero de por medio, que si la minera no reunía las características de las exigencias del contrato… En fin, todo lo que necesitaba el juzgado para detener el proceso y dedicarle tiempo a averiguar las razones expuestas y si efectivamente tenían relación con lo denunciado. A todo esto, no faltó la prensa especializada en dañar a la Junta y sus decisiones para poner la guinda en el pastel con una información sesgada e infame.

Exactamente seis meses después del inicio del sumario, la juez presidenta del tribunal ha decidido el archivo de la investigación sobre el concurso de la adjudicación de la explotación de la mina de Aznalcóllar, sencillamente porque no aprecia indicios de prevaricación. Es decir, que asegura que no ha habido acuerdo, como se denunciaba, entre los cargos y funcionarios de la Junta de Andalucía imputados para, equivocándose intencionadamente, favorecer al grupo ganador del concurso investigado por la magistrada y la policía. No obstante, la exdirectora general de Industria, Energía y Minas estuvo entre los imputados que declararon ante la juez y fue apartada del cargo por este motivo. Un calvario para ella y su familia, como para el resto de imputados a los que ahora la justicia les exime de responsabilidad.


Hasta aquí la noticia, aunque el tema tiene aún mucho recorrido, o al menos debería tenerlo si de verdad se quiere acabar bien la historia. Y es que los promotores de la denuncia, que levantaron falsos testimonios a manos llenas, que se inventaron lo inventable, que pusieron toda la carne en el asador para que la Junta no pudiera cumplir con su promesas de dar trabajo a los desempleados de esa zona, parece que se irán de rositas. Si acaso, el regusto interior de que al menos han parado el proceso durante unos meses. Nosotros, mientras no se corrijan estos desequilibrios entre la clase política y no se condene a semejantes personajes, seguiremos pensando que algo va muy mal en nuestro país.