miércoles, 4 de noviembre de 2015

EL GUADALQUIVIR Y SU FUTURO

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Finalmente, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha decidido intervenir en el río de la forma menos rentable, según las afirmaciones de los auténticos protagonistas de la desagradable historia que vive nuestra ciudad frente al Guadalquivir y sus embestidas. Parece que las tareas que en estos momentos se desarrollan en el cauce y la inversión económica que se hará al final de la intervención servirán de bien poco, ya que sabemos que la idea es retirar los lodos acumulados al menos del terreno que se ve a simple vista. La idea, siempre según los propietarios de las tierras cercanas al cauce del río, el Estado trata de calmar los ánimos de la ciudadanía invirtiendo solo en lo que se ve, que para eso estamos en tiempo de elecciones y la cosa de los votos cada vez está más complicada. Por lo tanto, eso de hacerle hueco a las tierras que volverán a traer las lógicas y habituales escorrentías en tiempos de lluvias es como preparar la era exclusivamente para tenerla a punto cuando de trabajar se trata.

Mientras tanto, lo que de verdad se necesita, y de eso los técnicos saben lo suyo, se deja para otro momento, como si las lluvias y su intensidad las pudiéramos manejar nosotros como si de un juguete se tratara. Es decir, que los muros de contención que evitarían lo que a todas luces es el mal del río Guadalquivir a su paso por nuestra ciudad, causa directa también de la acumulación de tierra que desde su construcción sabemos se encuentra en la famosa presa de Marmolejo, y que no es otra cosa que la tierra que se posa en el cauce del río procedente de los campos labrados y sin labrar, de olivar y huerta, que se encuentra por el camino. Naturalmente y por tanto, los vecinos y propietarios de La Isla, La Ropera, El Sotillo, entre otros, porque también Villanueva de la Reina y Marmolejo saben de inundaciones y de pérdida de tierras y edificaciones, siguen convencidos de que la realidad del río no pasa precisamente por la limpieza de su cauce y sí por trabajos dedicados a contener en lo posible el fácil acceso de tierra y barro que les llega desde los flancos del Guadalquivir.

Paralelamente, de la demanda ciudadana relacionada con la ribera del río, que exigen que se construya un paseo de fácil y seguro acceso, que permita el ir y venir de las personas que lo deseen por un lugar de infinita belleza que por ahora no está en condiciones óptimas para el paseo y que conseguiríamos algo que desean y comparten cientos de personas y que no es otra cosa que aproximarnos al río y sentirlo todo lo cerca que sea posible, convencidos de que cuanto más se conozca su aspecto, su importancia, su historia y su futuro más nuestro acabará siendo, no se conoce respuesta oficial que les alentara a seguir luchando por lo que entiende que también es suyo.


A todo esto, nuestro sincero deseo de que nadie con posibilidades de remendar lo mal hecho, deje desamparados a los mismos de siempre, a los verdaderos sufridores de las sucesivas riadas que ha padecido nuestra ciudad desde hace años y que por el momento no son atendidos como merecen, y que no son otros que los propietarios y residentes en los laterales del río. Ellas y ellos han visto cómo las bravas aguas de nuestro histórico río se han llevado por delante sus pertenencias, han entrado en sus casas arrastrando lo que han encontrado para luego, cuando llegado es el momento de valorar lo perdido y reclamar lo que es suyo, volverle la espalda como si no conocieran su realidad. Y como esta actitud siempre la han firmado los mismos en todas las ocasiones que ha sido reclamada su ayuda, evitar que desde el Ayuntamiento, la Confederación, la Junta de Andalucía y el Estado se sigan riendo de ellas y ellos es labor de todas y de todos.