martes, 3 de noviembre de 2015

POCA AGUA PARA TANTO DESASTRE

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Las lluvias caídas estos días han vuelto a poner sobre la mesa un viejo problema de la ciudad que no es otro que la evacuación de éstas. La razón es elemental, ya que desde siempre ha ocurrido que el agua de lluvia queda retenida en la calle para mal de personas y vehículos, ya que en el caso de los primeros, cuando menos, sufren su paso por charcos y lagunas, además de los salpicones que se producen con el paso de vehículos y las complicaciones que genera. Cierto que concretamente este tema se paliaría si los conductores tuvieran en cuenta al peatón y, cuando coinciden con ellos, ralentizaran la velocidad de su coche, pero esto no siempre ocurre y la norma es todo lo contrario. Dicho esto, dejar claro que la Concejalía ha hecho con tiempo su trabajo y cumplido con sus obligaciones cuando de plantear el problema se trataba. ¿Entonces? Suponemos que lo de siempre, es decir, que la burocracia y la despreocupación de los responsables del asunto dentro de la empresa que gestiona todo lo relacionado con el agua, incluida la potable, ha acabado por despreciar sus propias obligaciones y esperar a que se produzca el milagro y todo quede en cuatro charcos y algún susto que otro.

Sin embargo, no es tan sencillo, o al menos esperamos que no lo sea. Recordemos que, aunque leves, no han faltado inundaciones en bajos y locales y no precisamente porque la lluvia haya superado las cantidades habituales y sí porque a las puertas de algunos de ellos se ha acumulado agua en cantidad suficiente como para superar las limitaciones físicas propias de acerados y bordillos. Hace solo unos días entrevistábamos al concejal responsable de este área en nuestro Ayuntamiento y dejó claro que la reclamación ante Somajasa estaba hecha en tiempo y forma, y que esperaba que agilizara el cumplimiento de sus obligaciones con el fin de dejar expeditos la totalidad de los imbornales existentes en la ciudad, especialmente aquellos que vienen dando problemas desde hace tiempo y sobre los que también desde hace años no se ejerce seguimiento alguno. Dicho esto, aceptándolo como cierto, el hecho real es que el agua de lluvia ha vuelto a repetir sus actuaciones en nuestra ciudad y todo indica que seguirá haciéndolo por mucho tiempo.

Se entenderá que entre la ciudadanía no se entienda semejante dejadez empresarial al tiempo que culpa al Ayuntamiento de sus males. Y no van descaminados si tenemos en cuenta que es éste el responsable directo de la inhibición que muestra la empresa con respecto a este asunto, puesto que es con ella con quien tenemos contratado el servicio y con ella con quien debemos solventar el problema. A todo esto, que nadie pierda de vista que la lluvia caída, en cantidad y en tiempo, debía haber sido asumida por la red de alcantarillado de la ciudad sin ningún problema. De haber sufrido las embestidas del temporal que hemos conocido en otras ciudades a lo largo de estos días, de otras consecuencias estaríamos hablando en estos momentos. Por todo esto, dedicar esfuerzo a controlar una situación por sí misma inaceptable por evitable e injusta nos parece lo mínimo a realizar por parte de quienes están obligados a controlar que estas situaciones no se produzcan, no al menos cuando la cantidad del agua de lluvia no sea calificada de torrencial. Al fin y a la postre se trata de cumplir con las obligaciones contraídas entre las partes, en este caso, además, por contrato.