lunes, 30 de noviembre de 2015

MEZQUINOS E INSOLIDARIOS

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Conforme las elecciones generales se nos vienen encima, crece la preocupación general de la ciudadanía. Y no tanto por quiénes sean los que finalmente consigan la mayoría de votos, o por quienes, luego de coaliciones y contratos firmados con poca luz, resulten victoriosos y sean los que dirijan nuestro futuro. En realidad, el malestar más compartido nos llega procedente precisamente de los discursos firmados por los representantes políticos con posibilidades de gobierno, que no cesan de enviarnos, con más o menos veneno, mensajes en los que solo encontramos lo que nos espera después del 20 de diciembre, o lo que viene a ser que, si les votamos, nuestras vidas cambiarán radicalmente. Incluso en el caso de los que actualmente nos gobiernan, que asumen errores al mismo tiempo que se autoproclaman los adalides del supuesto milagro en el que nos desenvolvemos desde que ellos se hicieron cargo del galimatías económico dejado por los socialistas. Y está bien, porque si tú mismo no presumes de lo que haces, desde luego que no encontrarás a ningún otro que lo haga por ti.

Lo que nos duele y preocupa es que ningún partido político en liza nos cuente la otra realidad de millones de españoles, esos y esas que siguen sin trabajo, con un futuro negro como el betún y que muchos de ellos esperan el aciago día de ser desahuciados. Por ejemplo, la última llamada a la solidaridad del banco nacional de alimentos, desarrollada a lo largo de este fin de semana, ha representado nada menos que veintiún millones de kilos de alimentos no perecederos para los almacenes de toda España. Bien: ¿y qué les habrá parecido a estas hombres y mujeres que están dispuestos a llevar el peso del país eso de que seamos miles de ciudadanos los que debamos darle de comer a otros tantos porque ellas y ellos no han sido capaces de generar la riqueza que necesitan para al menos sobrevivir con algo de dignidad? ¿Cómo se explica que el presidente del Gobierno presuma hasta la saciedad de su supuesto milagro económico mientras más de cinco millones de españoles, según la Encuesta de Población Activa, siguen controlados por las listas del paro? Sinceramente, no lo entendemos.

Eso sí, la respuesta dada por la ciudadanía ha sido tan importante, tan definitiva, que se han acumulado alimentos para al menos cuatro meses, lo que supone un respiro para las personas que altruistamente dedican su tiempo a gestionar las necesidades alimentarias de los demás. Son estas mujeres y estos hombres los que merecen nuestro respeto y nuestro voto, nuestra consideración y nuestra admiración. Por lo que hacen a diario, ¡y por lo que han hecho!, que le podemos asegurar que ha sido monumental. Los políticos que no los tienen en cuenta, a ellos y sus fines, evidencian una falta de sensibilidad que debía pasarle factura cuando demanden de nosotros apoyo para su causa, que, por cierto, casi nunca tiene nada que ver con la nuestra.

Nuestro cero patatero para quienes no han sabido aprovechar su presencia en mítines o allí donde existía quorum, para hacer referencia al esfuerzo realizado por los ciudadanos anónimos que han tenido que esforzarse para colaborar con la campaña solidaria de alimentos para los más necesitados y hacer posible lo que ellos, desde sus privilegiados puestos, no han sido capaces ni siquiera de motivar. Lo crearán ustedes o no, pero les aseguramos que nos sentimos avergonzados de actitud tan mezquina e insolidaridad.