Conforme
las elecciones generales se nos vienen encima, crece la preocupación
general de la ciudadanía. Y no tanto por quiénes sean los que
finalmente consigan la mayoría de votos, o por quienes, luego de
coaliciones y contratos firmados con poca luz, resulten victoriosos y
sean los que dirijan nuestro futuro. En realidad, el malestar más
compartido nos llega procedente precisamente de los discursos
firmados por los representantes políticos con posibilidades de
gobierno, que no cesan de enviarnos, con más o menos veneno,
mensajes en los que solo encontramos lo que nos espera después del
20 de diciembre, o lo que viene a ser que, si les votamos, nuestras
vidas cambiarán radicalmente. Incluso en el caso de los que
actualmente nos gobiernan, que asumen errores al mismo tiempo que se
autoproclaman los adalides del supuesto milagro en el que nos
desenvolvemos desde que ellos se hicieron cargo del galimatías
económico dejado por los socialistas. Y está bien, porque si tú
mismo no presumes de lo que haces, desde luego que no encontrarás a
ningún otro que lo haga por ti.
Lo
que nos duele y preocupa es que ningún partido político en liza nos
cuente la otra realidad de millones de españoles, esos y esas que
siguen sin trabajo, con un futuro negro como el betún y que muchos
de ellos esperan el aciago día de ser desahuciados. Por ejemplo, la
última llamada a la solidaridad del banco nacional de alimentos,
desarrollada a lo largo de este fin de semana, ha representado nada
menos que veintiún millones de kilos de alimentos no perecederos
para los almacenes de toda España. Bien: ¿y qué les habrá
parecido a estas hombres y mujeres que están dispuestos a llevar el
peso del país eso de que seamos miles de ciudadanos los que debamos
darle de comer a otros tantos porque ellas y ellos no han sido
capaces de generar la riqueza que necesitan para al menos sobrevivir
con algo de dignidad? ¿Cómo se explica que el presidente del
Gobierno presuma hasta la saciedad de su supuesto milagro económico
mientras más de cinco millones de españoles, según la Encuesta de
Población Activa, siguen controlados por las listas del paro?
Sinceramente, no lo entendemos.
Eso
sí, la respuesta dada por la ciudadanía ha sido tan importante, tan
definitiva, que se han acumulado alimentos para al menos cuatro
meses, lo que supone un respiro para las personas que altruistamente
dedican su tiempo a gestionar las necesidades alimentarias de los
demás. Son estas mujeres y estos hombres los que merecen nuestro
respeto y nuestro voto, nuestra consideración y nuestra admiración.
Por lo que hacen a diario, ¡y por lo que han hecho!, que le podemos
asegurar que ha sido monumental. Los políticos que no los tienen en
cuenta, a ellos y sus fines, evidencian una falta de sensibilidad que
debía pasarle factura cuando demanden de nosotros apoyo para su
causa, que, por cierto, casi nunca tiene nada que ver con la nuestra.
Nuestro
cero patatero para quienes no han sabido aprovechar su presencia en
mítines o allí donde existía quorum, para hacer referencia al
esfuerzo realizado por los ciudadanos anónimos que han tenido que
esforzarse para colaborar con la campaña solidaria de alimentos para
los más necesitados y hacer posible lo que ellos, desde sus
privilegiados puestos, no han sido capaces ni siquiera de motivar. Lo
crearán ustedes o no, pero les aseguramos que nos sentimos
avergonzados de actitud tan mezquina e insolidaridad.