Por
fin es Navidad; y Reyes; y Fin de Año. O sea, que por fin nos hemos
plantado en el mes de las compras por antonomasia, que viene a ser
como una pesadilla que nos perseguirá a lo largo de todo el año,
por aquello de los excesos económicos, y que servirá para que
nuestra diezmada cuenta corriente acabe por tirar la toalla y dejarse
llevar hasta que quede exhausta. Así ha sido desde siempre y mucho
nos tememos que aún no nos hemos emancipado del todo de eso de
comprar compulsivamente, incluso lo que no necesitamos. La suerte
está echada y a partir de ahora, dando prioridad a los manjares
propios de días tan significados, iniciaremos el habitual recorrido,
vespertino o matutino, por los escaparates a la caza y captura de los
regalos que nos obligamos a portar a los familiares más allegados.
Cierto que no todos los que disfrutaremos de días tan señalados lo
haremos con las mismas posibilidades económicas, detalle que
participará directamente en la categoría que queremos para darle a
nuestra particular celebración, y que incluso puede llegar a ser
determinante para el resultado final. Mientras, con total
legitimidad, los comerciantes esperan ansiosos la llegada de este
bendito mes para hacer caja, que les servirá para recuperarse en
parte del mal año que arrastran.
Nuestra
ciudad, que siempre ha demostrado saber estar a la altura de momentos
tan especiales, ha confirmado un año más su gran capacidad de
inventiva para situarse a la cabeza de la comarca preparándose con
una oferta realmente espectacular. Con solo asomarse a cualquiera de
nuestras calles o avenidas comprobemos que no nos falta de nada, que
no echamos de menos la moda más atrevida o la más clásica, que no
nos faltan marcas de primer orden en todos los artículos propios de
la Navidad y Reyes. Andújar, que presume sin complejos de haber
estado en todo momento al servicio de sus potenciales clientes, surge
cada año con más fuerza, demostrando que cuenta con un empresariado
eficaz, muy preparado y que está siempre a la última. Actualmente,
con una oferta amplísima y escogida por quienes conocen como nadie
nuestros gustos o apetencias, desde los restaurantes, que ya ultiman
sus ofertas gastronómicas para las familias, los compañeros de
trabajo o las empresas en lo que conocemos como almuerzos navideños,
hasta los especializados comercios dedicados a los regalos, o la
moda, o el equipamiento de nuestro hogar, o las joyerías y
relojerías, etc., todos coinciden en que han cubierto y con creces
las expectativas de los compradores.
En
definitiva, que la suerte está echada y que ahora lo que cuenta, lo
que nos debe importar, es que la dinámica propia que debe seguir una
ciudad con la densidad demográfica de la nuestra, sus posibilidades
comerciales y su futuro acaben dando una alegría a todas y todos.
Sí, porque el esfuerzo ha sido importante a nivel de inversión
económica y de imaginación puesta al servicio de comerciantes y
público, porque han sido muchas las personas que han dedicado su
esfuerzo a reinventar fórmulas desde las que participar más y mejor
en una festividad en la que, por ejemplo los más pequeños, acaban
siendo protagonistas de la totalidad. A partir de ahora, por tanto,
la participación de la ciudadanía es la única que puede conseguir
el éxito para el que han trabajado sin descanso las personas e
instituciones que han visto algo más que un reto laboral en la
organización comercial de estas fiestas. ¡Feliz Navidad! ¡Felices
fiestas!