jueves, 19 de noviembre de 2015

¡QUE SE INVENTEN ALGO!

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El comentario que publicábamos ayer con la calle San Francisco como recurso para poner el dedo en la llaga sobre lo que entendemos nosotros que es un abandono intencionado de los propietarios de los solares, edificios y locales comerciales, que tiene como único objetivo esperar a que llegue el mejor postor y decida su alquiler o venta, debería regirse por otro tipo de oferta-demanda, es decir, que no debería ser tan sencillo abandonar a su suerte lo que se quiere vender o alquilar sin inversión de mantenimiento de ningún tipo y sin recuperar lo que a todas luces se está cayendo a pedazos. Y atención que no nos referimos solo al pésimo aspecto que le proporciona a su entorno e incluso a la calle en donde está ubicado, sino al peligro que representa para los vecinos y los transeúntes el que en estos lugares se inicie un proceso de deterioro que ataca directamente a la estructura y no tarda en acumular todo tipo de animales de tamaño variado que hacen de las suyas sin que nadie los controle.

Por lo que nos han contado las personas que han tenido a bien compartir con nosotros la preocupación que hemos mostrado por la actual calle San Francisco, comprobamos que existe una clara muestra de desacuerdo de cómo afronta nuestro Ayuntamiento el papel que creemos tiene o debe tener en lo que les comentamos, puesto que al fin y a la postre es el responsable final del estado de la ciudad en todos los órdenes. Y lo de esta emblemática vía, que no hace tanto era una arteria comercial de las más importantes de Andújar, es un ejemplo más de lo que vemos en cuanto ponemos el pie en la calle. Está claro que lo de los dueños de solares y viviendas en general no pasa precisamente por cuidar el detalle, que lo mismo les da que la casa se caiga por su propio peso o que el solar, que anda a la espera de su venta para construir, pueda entrar y salir quien le apetezca. En su día, coincidiendo con la llegada de romería, semana santa y otras celebraciones populares, alguien desde el Ayuntamiento tuvo la feliz idea de cubrir con fotografías los escaparates y fachadas y así evitar las vergüenzas que los locales vacíos, de aspecto deplorable, mostraban en público. Se podía haber hecho más, sí; pero ahora no, ahora parece que nadie quiere saber nada del asunto y mucho nos tememos que también este año, los que vengan a compartir las fiestas con nosotros, se llevarán una pésima impresión de nuestra ciudad.

En cuanto a lo que hemos escuchado en varias ocasiones, justo cuando reclamamos la participación de la clase política de la Casa Consistorial, es que no pueden, que exigir a los propietarios que adecenten los edificios o los locales, que arreglen lo que esté deteriorado, es algo que desde la Administración local no es posible. De hecho, un buen ejemplo de deterioro manifiesto, de peligro a todos los niveles, lo tenemos en la plaza Isidoro Miñón, con un edificio completo desocupado y medio derruido al que, ¡y menos mal!, de vez en cuando se le da una mano de pintura y la cosa no queda mal del todo. Sus únicos moradores son los gatos, que deben poblarlo por cientos y que subsisten gracias a los alimentos que ellos mismos se buscan y no menos por los que les acercan vecinos de la zona.

La realidad es que lo que se abandona acaba cayéndose, aunque antes, y durante el tiempo que así esté, no ayuda en nada al aspecto de la ciudad. Dará lo mismo que recorramos la calle Mesones, o que lo hagamos por 22 de Julio o la barriada Puerta de Madrid. Y como estamos convencidos de que se puede y se debe cambiar el rumbo que siguen estos espacios en nuestra ciudad, obtener el sí a mejorar su aspecto exterior por parte de los propietarios no debería ser una política inviable. En el caso de la calle San Francisco es evidente que la dejadez de las partes ha sido determinante para su actual aspecto. Comenzar los trabajos que permitan al menos reconducir la situación es lo menos que esperamos de todos los implicados. Estaremos atentos.