jueves, 3 de diciembre de 2015

LA GUERRA, CADA VEZ MÁS CERCA

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Ha amanecido y lo primero que observamos es el cambio en el paisaje urbano que nos ha proporcionado la pegada de carteles electorales. Y es que hoy se ha iniciado oficialmente la campaña electoral que finalizará el 20 de diciembre con el resultado que las urnas aporten al país y de las que saldrán un nuevo gobierno. Por el momento, lo que se aprecia o se deduce es que, afortunadamente, no habrá mayorías absolutas; lo más probable es que sea la unión de dos o tres partidos lo que se imponga e, independientemente de quiénes sean los elegidos, se responsabilicen del camino a elegir para situar a España en mejores condiciones de las que se han conseguido hasta ahora. Por otra parte, en medio de las promesas electorales de los partidos que hemos ido conociendo a lo largo de la precampaña y lo que nos queda hasta la cita del 20, la guerra yihadista se ha colado con fuerza y por el momento, y no menos por intereses electoralistas, nadie adelanta si iremos o no al campo de batalla como lo están haciendo otros países europeos, además de Norteamérica. Las razones, claras: el que decida acudir en ayuda de Francia, que ha sido el primer atacado por estos radicales, pagará con la pérdida masiva de votos estas elecciones. Ya ocurrió con la de Irak y de las consecuencias saben más que nadie los populares, que perdieron la cita electoral debido a la decisión del expresidente Aznar, de aliarse con ingleses y norteamericanos en la búsqueda de las armas de destrucción masiva que finalmente no aparecieron. Dicho esto, que nadie crea que España se queda fuera definitivamente del conflicto armado, sino que se aparca la decisión hasta después del 20 de diciembre. Una vez elegido el Gobierno, que puede haber obtenido mayoría absoluta o simple o conformado por varios, el tema guerra volverá a ser debatido y será entonces cuando veremos en qué queda exactamente. Un dato más: existe la promesa de que, en cualquier caso, será sometida la decisión al parlamento para que sea éste quien tome la iniciativa en nombre del país.

A partir de ese momento la suerte estará echada y entonces sí que seremos los ciudadanos los auténticos protagonistas de la decisión, sobre todo si ésta acaba con nuestros soldados en el campo de batalla. El hecho de estar unidos a Europa en todos los órdenes, incluida la OTAN, tampoco nos deja mucho margen de maniobra: si se está, se está con todas las consecuencias. Lo demás se conoce como estar exclusivamente a las maduras, y esta posición no es aceptable y desde luego insolidaria. Por lo tanto, situación muy complicada para los que lleguen que deberán solventar en poco tiempo si antes, ¡ojalá!, no acaba el enfrentamiento y cada uno vuelve a su casa. Postulados como estamos en el no a la guerra, que quede claro que el momento crítico que vive Europa como conjunto, con veintiocho países unidos por una causa común, debe ser superado por la totalidad, por lo que las excepciones estamos convencidos de que deberán ser justificadas desde todos los frentes.

En nuestro caso, con unos elecciones generales convocadas para dentro de tres semanas, tanto el partido que deja momentáneamente el gobierno como el que lo puede recibir, que es posible que sea el mismo, tienen una papeleta de envergadura si tenemos en cuenta que no siempre las razones son entendidas por quienes las reciben. Lo deseable, ya lo hemos dicho, es que la guerra iniciada acabe pronto y, si no con la victoria de los aliados, al menos con la decisión permanente de acabar con los actuales hostigamientos y perpetraciones de actos terroristas como los sufridos por Francia, con ciento treinta personas asesinadas.