Desde
siempre, los autobuses dedicados al transporte escolar han sido
objetivo prioritario de la Dirección General de Tráfico, en lo
concerniente a las generalidades propias en las que se desenvuelven,
y de las policías locales de las ciudades, y no siempre por el
trabajo que desarrollan como por la influencia que tienen en el
tráfico urbano, ya que su tamaño acaba siendo determinante para la
circulación en muchas de nuestras vías. Dicho esto, conviene que
sepan también que diariamente, por encima de medio millón de
escolares utilizan el autobús escolar para ir al colegio y volver a
casa, un medio de transporte seguro, tal y como muestran las cifras
de siniestralidad vial, puesto que el año pasado no se produjo
ninguna víctima mortal entre los usuarios de este tipo de vehículos,
pero sí que, debido a la vulnerabilidad de sus pasajeros y a las
vías por las que suelen circular, en su mayoría carreteras
convencionales, calles estrechas, tráfico intenso, etc., necesitan
de una especial vigilancia.
Cierto
que la mortalidad no forma parte del expediente de accidentes que
acumulan estos vehículos, pero no faltan deficiencias de calado que
exigen un seguimiento ordenado de sus tareas diarias; entre otras,
conductores con tasa de alcohol por encima de la exigida, no disponer
el conductor de permiso de conducción específico, exceso de
velocidad, no presentarse en la ITV, no tener seguro de pasajeros,
fallos importantes en los sistemas de seguridad, como es el caso del
cinturón, ausencia de un adulto acompañando a los escolares… Como
ven, no son pocos y además importantes, por lo que, antes de que
ocurra una desgracia, trabajar para evitarla es la mejor decisión
que se pueda tomar. Por eso, a lo largo de toda esta semana se está
haciendo un seguimiento específico sobre estos vehículos que
conoceremos el próximo lunes y que compartiremos con ustedes su
resultado.
Los
autobuses en general y los dedicados al transporte escolar en
particular tienen una incidencia, a lo largo de la totalidad de su
trabajo, que trae de cabeza a quienes, entre sus obligaciones, tienen
la de facilitarle su ir y venir entre las diferentes detenciones que
deben hacer para la recogida y bajada de usuarios. Las policías
locales mantienen un control exhaustivo y muy detallado de sus
movimientos, porque, por si les faltaba algo, no siempre cuentan con
la comprensión del resto de usuarios, que ven en ellos una
dificultad añadida que les frena en su camino. Sin embargo, siendo
conscientes de quiénes los usan, sus definitorias y complicadas
características personales, la inquietud propia de los pocos años
que tienen, les hacen especial y potencialmente muy peligrosos.
No
obstante, el seguimiento de la Dirección General de Tráfico está
definido en las Normas de tráfico en vigor, y en días tan concretos
como los de esta semana, éste se acrecienta de forma que los
controles aumentan considerablemente sobre el vehículo y sobre el
conductor. Y no sirven las evasivas de “no conocía ese punto” o
“no sabía que era obligatorio”, ya que todos los autobuses, sus
empresas, para que el servicio les sea concedido por el centro
escolar, antes debe presentar la documentación precisa que lo
habilite.