martes, 15 de diciembre de 2015

LA NAVIDAD COMO EXCUSA

Imprimir

Los días en los que las compras navideñas nos atraen hacia escaparates y comercios que sabemos están equipados como a nosotros nos gusta, nos convierte sin que lo percibamos en compradores compulsivos. De hecho, si no fuera porque la escasez de dinero sigue siendo protagonista de nuestros desvaríos, la cosa alcanzaría cotas de locura, es decir, que las compras se convertirían en casi una enfermedad. De ahí que entendamos y apoyemos la idea de la Concejalía de Consumo, que ha puesto en marcha una campaña a favor de una compra responsable que evite los excesos y que, ya puestos, realicemos aquí, en nuestro comercio, y no creemos que hagan falta razones para apoyar esta iniciativa. Las compras, ya sean navideñas o en cualquier época del año, exigen de nosotros mesura, control y necesidad, porque no será la primera ni la última vez que, una vez en casa, cuando comprobamos los artículos adquiridos, vemos que alguno no lo necesitamos o al menos que podíamos haberlo evitado. Pero en general somos así y es algo que comprobamos especialmente en las rebajas, que es cuando de verdad las compras compulsivas imponen su ley y caemos en errores de bulto adquiriendo artículos que finalmente acabamos regalando en onomásticas o cumpleaños del amigo o el familiar que tenemos cerca.

De acuerdo con los estudios de mercado que realizan organizaciones dedicadas a este menester sabemos que, en días tan especiales, la mayoría de las compras se concentran en la adquisición de alimentos un poco más especiales de los que habitualmente llevamos a nuestra casa, como es el caso de mariscos y carnes de primera, postres, etc., que se agolpan en las mesas navideñas a la espera de que los consumamos como detalles especiales que no volverán hasta la próxima celebración. Luego, como ocurre en todas familias, lo que nos ha sobrado nos sirve como excusa para citar de nuevo a los amigos o al vecino a compartirlos porque de otra forma es imposible acabar con ellos. Algo parecido a lo que nos pasa con las viandas que incorporamos a la carreta de romería, que, luego de varios fines de semana de reuniones con los compañeros, damos buena cuenta de los excesos. Pero que nadie se preocupe, que lo de “más vale que os sobre que no que os falte”, sigue vigente y ustedes y nosotros no vamos a ser menos que los demás.

En cuanto al detalle de que sea en Andújar en donde realicemos nuestras compras, tampoco creemos que necesitemos argumentaciones especiales porque de sobra conocemos las necesidades de nuestro comercio con respecto a su particular crisis. Aprovechar días tan especiales como concretos para invertir en la compra de lo que necesitemos no solo supone un alivio para su futuro, sino que ayudamos directamente a su proyección exterior y al mantenimiento de puestos de trabajo. Por el momento, nuestra ciudad vive con especial intensidad los días previos a la fiesta mayor, lo que nos hace pensar que hemos recogido el mensaje, tanto el que nos invita a consumir responsablemente como el que nos recuerda que nuestro comercio es quien merece nuestra atención y el que está con nosotros todo el año. Andújar se necesita a sí misma para mantener su estructura comercial al menos como está en estos momentos y fiestas de tanta importancia comercial son determinantes para su futuro… y el nuestro.