martes, 12 de enero de 2016

A VER SI ESTÁS PISANDO A ALGUIEN!

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Las denuncias por lo supuestamente mal hecho por parte de los gobiernos municipales de las ciudades que desde hace unos meses están en manos de organizaciones políticas y personas alejadas de los partidos tradicionales, es decir, Madrid, Barcelona, Santiago de Compostela, La Coruña, Valencia y otras, han sido variadas y con clara intención de sacar tajada política, que para eso han sido protagonizadas por representantes de los partidos expulsados de la poltrona municipal a base de acuerdos o de votos. Y es que lo de dejar de tener responsabilidades de gobierno no debe ser cosa fácil, y de ahí que las pataletas y las rabietas propias de quienes sencillamente no lo aceptan, estén a la orden del día. Extraña, no obstante, que algunas de estas personas se escandalicen por detalles que no han sido captados por nadie más que ellas y ellos, erigiéndose, sin reto ni batalla previa, en adalides de causas perdidas, que a lo más que han llegado es a ridiculizarse a sí mismos y ante los demás. Lo decíamos ayer y lo repetimos hoy: los niños no han caído en la cuenta de si los reyes llegaron en helicóptero o camello, o si sus trajes respondían a la costumbre o todo lo contrario… Los menores se han ocupado estos días de que vinieran repletos de juguetes; el resto lo han dejado en manos de los mayores, a los que tampoco parece que les haya molestado sobremanera qué fórmula han elegido para acercarse a los hogares de los más pequeños y dejarles los regalos previstos. Dicho esto, el anacronismo protagonizado por algunos representantes políticos de peso de los partidos tradicionales, los que conocemos como referentes del bipartidismo instalado en nuestro país hasta el pasado 20 de diciembre, ha sido realmente preocupante si tenemos en cuenta que de ellos y sus decisiones depende nuestro futuro inmediato.

Precisamente quienes son responsables directos del actual y penoso panorama de nuestro país, que han sido capaces de promulgar leyes y de tomar decisiones que nos han empobrecido y dejado en el limbo del desempleo a millones de personas, se escandalizan porque algunos de los equipamientos de las carrozas reales que han recorrido España de punta a cabo paseando a sus majestades y su respectivos acompañantes, no se han ajustado a lo que ellas y ellos entienden debía mantenerse de por vida. Sin embargo, observen ustedes el detalle porque no tiene desperdicio, y es que no se santiguan, ni se escandalizan, ni se quejan, ni se preocupan de que, a lo largo del recorrido por las calles repletas de público gritón esperando ver de cerca a los magos y los habituales caramelos, nos encontrábamos con cientos de indigentes pidiendo una ayuda para poder tomar algo antes de acostarse en medio de la calle o en algún cajero. De eso no se extrañó ninguno de nuestros prohombres. Entendemos nosotros que lo denunciable no es comprobar cómo malviven cientos, miles, de personas que no tienen ni lo más mínimo, a los que no les es posible descansar con algo de comodidad y que se ven obligados a vivir en la calle abandonados a su suerte, y sin posibilidad de recuperar su anterior vida, que, por muy mala que fuera, seguro que era mejor que la actual.


En realidad, a nosotros no nos extraña este tipo de actitudes y de interpretaciones interesadas protagonizadas por personas del rango comentado; lo que de verdad nos preocupa es su actitud mezquina, su altura de miras, que no les permite mirar hacia abajo a comprobar si están pisando a alguien. Esto y su manifiesta incapacidad para desarrollar el cargo que han conseguido en las urnas y que, recuerden, todas sus decisiones están unidas a nuestro devenir inmediato. Eso es lo que nos debe preocupar y recordárselo siempre que tengamos oportunidad. Sobre si los reyes deben vestirse con tejidos de seda, acudir a la cita encopetados y sobrados de lujos y organdíes, oigan, a nosotros nos da exactamente igual.