miércoles, 13 de enero de 2016

LA PRESA DE MARMOLEJO HA SIDO FORMALMENTE ACUSADA

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La trascendencia de la noticia que sobre el Guadalquivir, la presa de Marmolejo y las inundaciones nos trae la plataforma que reclama en nombre de una ciudadanía apática por demás y de sus propios derechos, es de gran calado. Y lo es porque ahora resulta que desde el primer informe emitido, la dichosa presa fue puesta en cuestión por los técnicos que lo redactaron, y sepan también que hasta hoy se han acumulado diecisiete. Bueno, en realidad dieciocho, aunque el último, porque viene firmado por el propio Estado a través del Cedex y porque recoge las opiniones de todos los anteriores, y que tiene fecha de terminación de 12 de marzo de 2014, es decir, que han pasado casi dos años desde que fue conocido por los diferentes departamentos con responsablidad en el asunto. Sin embargo, hasta hoy mismo, si preguntamos en la Subdelegación del Gobierno en la provincia o en la Confederación Hidrográfica, lo más probable es que se mantengan en que no saben nada, en que el informe aún no está terminado y que están a la espera de las conclusiones a las que lleguen los técnicos firmantes. El hecho de que la plataforma, a través de sus servicios jurídicos, haya dado por fin con el dichoso informe y que en éste conste específicamente que la presa es responsable directa de las inundaciones, confirma sin ninguna duda la verdadera intención de los responsables políticos y funcionariales con respecto a que no se conociera el trabajo del Cedex entre los afectados. Así, terminado en marzo del 2014, conocido y valorado por los responsables, la decisión de guardarlo en un cajón tiene visos de prevaricación, puesto que conocer las conclusiones, entre las que nos encontramos una que avisa de un inminente peligro de inundación en la ciudad, debería activar al Ayuntamiento a presentar con urgencia las reclamaciones pertinentes, porque, en caso de que desgraciadamente se produjera la anunciada inundación, sería co-responsable directo del engaño administrativo con el que se ha premiado el arduo trabajo de la plataforma.

Bueno, ¿y ahora qué? Una vez conocida la opinión del informe, especialmente entre los afectados por las embestidas del agua, ¿a quién debemos responsabilizar de tanta mentira, de tanto dolor, de tanta ruina económica? ¿Quién, de entre la clase política y funcionarial, se hará cargo de restañar las heridas que abrieron con sus mentiras y su obcecación? Porque si algo está claro en todo este desagradable asunto es que existen culpables directos de que el río Guadalquivir a su paso por el término municipal forme parte actualmente de nuestros endémicos males. Y todo porque en el camino no hemos encontrado gente de talla y clase capaz de enfrentarse a sí misma y no menos a sus superiores, exigiéndoles coherencia y generosidad para una causa justificada como era la de evitar las sucesivas inundaciones registradas. Y lo peor no es tanto que desde fuera no se hayan atendido las demandas, sino que tampoco entre los nuestros hayamos encontrado el imprescindible apoyo que merece situación tan grave, porque recordemos que, además de los daños ocasionados por las inundaciones en terrenos y viviendas, la vida de las personas también ha estado en peligro en las ocasiones en las que las aguas saltaron sus límites.


Por todo esto, las preguntas las repetiremos las veces que haga falta, porque merecen una respuesta rápida y, a ser posible, sincera: ¿a quién debemos echar la culpa de que la mentira haya formado parte del expediente X que ha generado el río a su alrededor? ¿Qué papel juega aquí la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que conocía la situación real del río, sus causas y su solución, y ha estado mirando todos estos años hacia otra parte? ¿Y los políticos que se situaban al frente de las pancartas presumiendo de interés, cuando en realidad les importaba un pito lo que ocurría? ¿Dormirían tranquilos sabiendo que la presa podía acabar con la vida de las personas que han estado condenadas hasta ahora a convivir con ella? Ahí las dejamos por si a alguien se le ocurre responder.