lunes, 25 de enero de 2016

LES INTERESAMOS SOLO EN TIEMPO ELECTORAL

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Mientras la actualidad nos devuelve a la realidad, al trabajo de cada día después de dedicarle algo de tiempo del fin de semana a recorrer FITUR, la relación con la política se mantiene en niveles realmente imprevistos. Es evidente que el ofrecimiento hecho por Podemos, de un gobierno compartido entre ellos y el PSOE, al que le regala, como un favor que debe agradecer toda su vida el secretario general Pedro Sánchez, la presidencia, ha descolocado incluso a los seguidores. Y es que después de insistir una y mil veces que no apoyaría, jamás, a los socialistas en un hipotético gobierno de coalición, y de ser respondido por los socialistas de la misma manera y contundencia, vemos que ahora donde dije digo, ahora digo Diego. Si recuerdan cómo terminábamos nuestro comentario el pasado jueves, sabrán que les decíamos que no debía extrañarnos cualquier coalición, incluidas las más inverosímiles. Lo de Podemos y el PSOE, por ejemplo, no es que la entendamos incongruente, pero sí las formas, porque aceptarán ustedes que éstas también son importantes cuando de por medio está nada menos que el futuro de todos los españoles.

Llegados hasta aquí,, todo indica que tendremos que seguir a la espera de que las aguas vuelvan a su cauce, a que los hombres y las mujeres de los partidos políticos encuentren por fin el punto de inflexión que permita la creación de un gobierno fuerte y asegurado en el tiempo con capacidad para guiar nuestros destinos y con fuerza para enfrentarse a los gravísimos problemas que arrastramos desde hace años y a los que, por lo visto y sufrido, no han sido capaces de hallar solución. Entre los consejos más compartidos por los especialistas en política nacional, el primero es que no les dediquemos mucho tiempo a saber cómo van las cosas entre los representantes políticos para evitar la inquietud propia que genera la incertidumbre. El segundo, que no temamos tiempos peores, pero no porque sería imposible, sino porque entre los partidos políticos es tal la cantidad de compromisos y de presiones en los que se desenvuelven, que a nosotros, ciudadanos normales, nos quedan muy lejos. Entendemos, eso sí y por tanto, que somos meros e ingenuos colaboradores de sus caprichos y sus intenciones, ya que nuestro voto acaba teniendo una enorme importancia para consolidar sus planes, su idea de país o de ciudad.

Una vez comprobada la incapacidad de algunos de nuestros representantes más destacados para destruir todo lo que tenga relación con nuestro bienestar, cómo se las toman con los niveles de libertad que habíamos adquirido, cómo nos gravan cualquier decisión que tomemos en relación con el consumo, confiar de nuevo en ellos tendremos que aceptar que es una decisión cuando menos peligrosa. Por el momento, lo que hemos podido comprobar es que su preocupación pasa por los cargos que van a ostentar en un futuro gobierno, que cuando esto se da en un partido recién llegado y procedente de las mareas humanas generadas alrededor del 15M, la verdad es que extraña; tampoco faltan los que quieren darle un significativo giro a las intenciones de los ciudadanos, y tampoco echamos de menos a los que usan de cualquier estrategia, incluso las que debían estar prohibidas por ley, para socavar nuestra inteligencia. O sea, un espectáculo bochornoso del que a estas alturas nadie sabe cuál será el final.