El
terremoto registrado ayer en el mar de Alborán, que viene a
confirmar que en esa zona hace dos semanas se detectó otro de
magnitudes de tres puntos, nos avisa de que nos encontramos en uno de
los tres puntos geográficos en los que más movimientos sísmicos se
registran a lo largo del año. De hecho, son el Mediterráneo, los
Pirineos y el Sur de España los lugares más sensibles para que se
desarrollen terremotos de elevada magnitud, como el de ayer, que
recuerden estuvo por encima de los 6,3 puntos. Dicen los geólogos
que ha sido debido a la convergencia de las placas euroasiática y
africana, y que ya habían sido detectados terremotos premonitorios,
o sea, pequeños movimientos de tierra que avisaban de sus
intenciones en poco tiempo. De hecho, fue el viernes cuando se
controló otro de una intensidad de 5,1. Concretamente, hasta las
ocho de la mañana de ayer se registraron nueve movimientos también
con epicentro en el mar de Alborán y algunos de una intensidad
superior a los cuatro grados. Sin embargo, se sabe que la
probabilidad de que se produzca otro seísmo de igual o mayor
magnitud al de esta madrugada en este mismo punto es muy baja, a
pesar de que los terremotos no se pueden predecir porque no existe un
patrón de comportamiento claro.
Ahora
lo único que se puede hacer en sismología es prevenir e informar a
la gente. Se sabe que el mar de Alborán es una zona de gran
actividad sísmica situada sobre la falla de Tofiño Bank, donde ya
en el año 1994 se produjo un terremoto de una intensidad cercana a
5,7 grados y en el año 2004 otro de similares características y una
intensidad de 6,2. El terremoto de 6,3 grados registrado este lunes
se ha percibido con mayor intensidad en zonas de Andalucía y
Melilla, donde ha causado daños en edificios y heridos de escasa
consideración. Desde el Colegio Oficial de Geólogos se ha advertido
del riesgo sísmico moderado que existe en el Sur de España y ha
pedido a las instituciones que se tomen en serio este asunto y
decidan medidas de prevención para minimizar daños futuros, porque
el terremoto de esta madrugada es un aviso. De hecho, insiste este
organismo en que, si se hubiera producido en tierra y no en el mar,
habría causado centenares de muertos. Las provincias de Cádiz,
Granada, Málaga, Almería y Murcia, así como el norte de África,
tienen un nivel relativamente alto para sufrir terremotos por el
límite de las placas. Los responsables del Colegio Oficial de
Geólogos nos han recordado que, en la Navidad de 1884, otro
terremoto, éste de 6,7, dejó en Granada entre 750 y 900 muertos.
Repiten
estos profesionales una y otra vez que la clase política debe
tomarse en serio este tipo de situaciones porque es fundamental que,
cuando haya terremotos de esta importancia, se puedan gestionar las
medidas previstas para tales situaciones, sobre todo porque el tiempo
geológico tiene muy poco que ver con el político, avisando de que,
cuando ocurra un terremoto destructivo, los poderes públicos no
dudarán en echar la culpa a la mala suerte. Recordemos, por ejemplo,
el caso de Lorca, que demandó la confección de un decálogo para,
ante la posibilidad de que se produjera otro sismo, poder minimizar
el riesgo sísmico. A este trabajo se incorporaron cuatro medidas de
las que son responsables las Administraciones del Estado, y otras
seis que lo son desde el ámbito local y autonómico, pero
desgraciadamente no se han realizado. En esas medidas se pide que se
aborde la reforma de la Norma de Construcción Sismorresistente para
que se establezca la necesidad del cumplimiento de los requisitos
antisísmicos e incorpore la información real. Pero estamos en
España y ya sabemos cómo nos las gastamos.