martes, 26 de enero de 2016

MIEDO EN EL CUERPO

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El terremoto registrado ayer en el mar de Alborán, que viene a confirmar que en esa zona hace dos semanas se detectó otro de magnitudes de tres puntos, nos avisa de que nos encontramos en uno de los tres puntos geográficos en los que más movimientos sísmicos se registran a lo largo del año. De hecho, son el Mediterráneo, los Pirineos y el Sur de España los lugares más sensibles para que se desarrollen terremotos de elevada magnitud, como el de ayer, que recuerden estuvo por encima de los 6,3 puntos. Dicen los geólogos que ha sido debido a la convergencia de las placas euroasiática y africana, y que ya habían sido detectados terremotos premonitorios, o sea, pequeños movimientos de tierra que avisaban de sus intenciones en poco tiempo. De hecho, fue el viernes cuando se controló otro de una intensidad de 5,1. Concretamente, hasta las ocho de la mañana de ayer se registraron nueve movimientos también con epicentro en el mar de Alborán y algunos de una intensidad superior a los cuatro grados. Sin embargo, se sabe que la probabilidad de que se produzca otro seísmo de igual o mayor magnitud al de esta madrugada en este mismo punto es muy baja, a pesar de que los terremotos no se pueden predecir porque no existe un patrón de comportamiento claro.

Ahora lo único que se puede hacer en sismología es prevenir e informar a la gente. Se sabe que el mar de Alborán es una zona de gran actividad sísmica situada sobre la falla de Tofiño Bank, donde ya en el año 1994 se produjo un terremoto de una intensidad cercana a 5,7 grados y en el año 2004 otro de similares características y una intensidad de 6,2. El terremoto de 6,3 grados registrado este lunes se ha percibido con mayor intensidad en zonas de Andalucía y Melilla, donde ha causado daños en edificios y heridos de escasa consideración. Desde el Colegio Oficial de Geólogos se ha advertido del riesgo sísmico moderado que existe en el Sur de España y ha pedido a las instituciones que se tomen en serio este asunto y decidan medidas de prevención para minimizar daños futuros, porque el terremoto de esta madrugada es un aviso. De hecho, insiste este organismo en que, si se hubiera producido en tierra y no en el mar, habría causado centenares de muertos. Las provincias de Cádiz, Granada, Málaga, Almería y Murcia, así como el norte de África, tienen un nivel relativamente alto para sufrir terremotos por el límite de las placas. Los responsables del Colegio Oficial de Geólogos nos han recordado que, en la Navidad de 1884, otro terremoto, éste de 6,7, dejó en Granada entre 750 y 900 muertos.


Repiten estos profesionales una y otra vez que la clase política debe tomarse en serio este tipo de situaciones porque es fundamental que, cuando haya terremotos de esta importancia, se puedan gestionar las medidas previstas para tales situaciones, sobre todo porque el tiempo geológico tiene muy poco que ver con el político, avisando de que, cuando ocurra un terremoto destructivo, los poderes públicos no dudarán en echar la culpa a la mala suerte. Recordemos, por ejemplo, el caso de Lorca, que demandó la confección de un decálogo para, ante la posibilidad de que se produjera otro sismo, poder minimizar el riesgo sísmico. A este trabajo se incorporaron cuatro medidas de las que son responsables las Administraciones del Estado, y otras seis que lo son desde el ámbito local y autonómico, pero desgraciadamente no se han realizado. En esas medidas se pide que se aborde la reforma de la Norma de Construcción Sismorresistente para que se establezca la necesidad del cumplimiento de los requisitos antisísmicos e incorpore la información real. Pero estamos en España y ya sabemos cómo nos las gastamos.