Sinceramente,
no me gustaría estar en la piel de nadie que tenga que dar solución
a lo que ocurre en nuestro país con el sí o el no a las distintas
investiduras propuestas por los nuevos congresistas. Ya sea el
Partido Popular o el Socialista, que se perfilan como los únicos con
posibilidades de formar gobierno, el desgaste que soportan es máximo
y el resultado a sus pesquisas, por el momento, dudosas. Desde los
frentes que conforman el nuevo hemiciclo de las Cortes Generales, las
quejas y exigencias de unos y otros tampoco facilitan el trabajo de
nadie, y menos de quienes intentan encontrar un punto de inflexión
que les permita formar un equipo de gobierno capaz de sacar adelante
sus respectivos proyectos. Tampoco falta la actualidad económica,
que anda a la baja de forma imparable y que el IBEX ha perdido nada
menos que la referencia de los 8.600 puntos, que, a decir de los
profesionales del sector, eso viene a ser como una debacle económica
de mucho cuidado. Quienes están interesados en que el nuevo gobierno
de la nación sea una realidad muy pronto, usan este pésimo momento
económico para culparlo directamente, cuando en realidad es el
petróleo y su decisión de continuar a la baja el que está marcando
la economía mundial. Pero así ha sido siempre y se mantendrá por
años, que para eso los “lobbys” y sus presiones suelen ser
infalibles cuando se interesan por cambiar el rumbo de las cosas.
Tampoco
echamos de menos en este circo romano los asuntos de corrupción que
conocemos a diario y que estamos convencidos manchan nuestra imagen
en el exterior mucho más que la actualidad política. Cientos son
los casos y otros tantos los personajes que ingresan en prisión por
esta causa, de echar mano del dinero que no es suyo. El último, lo
de Acuamed, que se dedicaba, más que a construir desaladoras y
potabilizadoras de agua, a llevárselo calentito. Y por lo que
cuentan, de entrada, más de veinte millones de euros, que se dice
pronto. La infanta y su marido, el expresidente Matas, que lo fue de
Baleares luego de haber sido ministro de Medio Ambiente con el
Gobierno Aznar; la Gürtel, operaciones policiales con nombres
variopintos, constructores, Pujol y sus hijos, los ERES, la Púnica,
la de Aguas de Valencia, las cajas de ahorro, Blesa y los que
disfrutaban de las tarjetas negras… No, no se preocupen que no
citaremos a todas porque no acabaríamos y sería tedioso compartirlo
con ustedes. Sí diremos que en momentos tan especiales, tan
marcadas como están las distancias y las circunstancias incluso
agobian al más pintado, que no falten los que están preocupados por
la construcción de un nuevo gobierno capaz de hacerse fuerte y
enfrentarse, la verdad es que es encomiable.
Naturalmente,
como a río revuelto, ganancia de pescadores, como reza el refrán,
quienes tienen escasa representación popular gastan todas sus
energías en no quedar aislados en los sillones del congreso sin
posibilidades de prosperar. Así, entre los que buscan por todos los
medios, incluso con malas artes, conformar grupo político, los que
andan vendiendo sus votos al mejor postor, los que nunca dejarán de
ser meros espectadores porque sus intereses no son políticos y sí
económicos, y el uso demagógico que están haciendo de sus propias
imágenes, el hoy de nuestro futuro está más negro que nunca. De
ahí, quizás, que ya se esté hablando, más que de formar gobierno,
de convocar nuevas elecciones generales. No obstante, solo por si les
sirve de algo, sepan que entre algunos de la clase política no
faltan los que son capaces de acostarse con quien haga falta con tal
de tocar una mijita de poder. Y si no, el tiempo lo dirá.