De
acuerdo con los datos que nos remite la Jefatura provincial de
Tráfico, de los que se desprenden una serie de interesantes
conclusiones con respecto a la campaña de vigilancia de camiones y
furgonetas que se ha llevado a cabo la semana pasada, les informamos
de que los agentes de Tráfico han encontrado una serie de
deficiencias en muchos de ellos, concretamente noventa y seis en
nuestra provincia, que debería alertarnos de una realidad que a
veces pasa casi desapercibida al resto de los usuarios. El hecho de
que se hayan controlado aleatoriamente a seiscientos setenta y cuatro
vehículos destinados a este tipo de trabajo y que se hayan realizado
noventa y seis denuncias, lo que representa casi un quince por ciento
de los vehículos controlados, debía servirnos como referencia de
que, en carretera, nos podemos encontrar de todo.
En
detalle, comprobamos que las irregularidades detectadas y que han
sido causa de las respectivas denuncias, responden a la deficiente
documentación del vehículo, que no era la adecuada; por supuesto,
exceso de velocidad, exceso de peso y documentación del conductor.
Ciertamente, no se trata de situaciones de peligro si exceptuamos al
exceso de velocidad, pero sí que comprobamos que no faltan los
usuarios que menosprecian sus obligaciones con respecto a las
exigencias de Tráfico en cuanto a la documentación precisa para
poder circular. Otro dato: los excesos de velocidad los han
protagonizado, ¡cómo no!, las furgonetas, cuyos conductores siguen
interpretando las Normas de Tráfico como les conviene y en muy pocos
casos atienden la velocidad máxima de sus vehículos, que en autovía
está limitada a noventa kilómetros por hora. En cuanto a las otras
causas determinantes en la accidentalidad, siguen siendo las mismas
de siempre: las distracciones, que en los accidentes mortales estuvo
presente nada menos que en uno de cada tres; los excesos de
velocidad, el seguimiento que se les realiza a los vehículos, etc.
Por
otra parte, las vías convencionales o carreteras secundarias, siguen
siendo las vías de comunicación en las que más accidentes se
registran y más personas fallecen anualmente. Concretamente, el año
pasado tres fueron las personas ocupantes de furgonetas y camiones
las que fallecieron en nuestras carreteras; el año 2014 fueron seis.
De esta realidad no solo deberíamos de tomar buena nota los
usuarios, sino los organismos responsables de ellas, como es la Junta
de Andalucía, que sigue asistiendo como invitada sin responsabilidad
a una situación que, sin embargo, le señala directamente. Al escudo
de la crisis económica que padecemos también los que usamos nuestro
vehículo para desplazarnos, que seguimos siendo observados y
tratados como ciudadanos de segunda, se han ido uniendo los
responsables de las carreteras en general, ya sean autovías o
pertenecientes a la red secundaria, en busca de refugio que les haga
invisibles ante nuestras justificadísimas demandas. Por el momento
es evidente que lo están consiguiendo, porque lo de invertir en
recuperar algunas de ellas, cuando no hacerlas nuevas, es algo que no
solo nos queda lejos, sino que es un sueño imposible.
Armarse
de paciencia, mantener en todo momento la cordura ligada al sentido
común y practicar permanentemente la conducción a la defensiva son
las mejores opciones que tenemos para evitar los accidentes y,
además, que el automóvil nos dure unos años en buen uso.