miércoles, 24 de febrero de 2016

EL PACTO DE GOBIERNO, ¿A PUNTO?

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Pase lo que pase con respecto a las reuniones que actualmente se desarrollan entre Podemos, Ciudadanos y PSOE, además de partidos residuales o escasamente representados en las instituciones, la realidad es que viajamos con prisas por un tiempo nuevo, desconocido para casi todos y de complicada resolución. Sin embargo, en el resto del mundo, especialmente en Europa, lo de que sean varios los partidos políticos los que conformen un gobierno que permanezca vivo durante los cuatro años que dure la legislatura, está más que implantado. Y los ciudadanos de esos países no solo lo tienen asumido, sino que lo entienden y, de hecho, es una situación que se mantiene a lo largo de los años. Entre nosotros no crean ustedes que sería de otra forma si no fuera por el interés que muestran los partidos en liza por cambiar las cosas a favor de ellos y sus intereses. Naturalmente, se entienden sus respectivas posiciones aunque no las compartamos, ya que lo que debía primar entre ellos debía ser el interés por acabar con una situación complicada, mantener el actual nivel democrático, que comienza a escasear, por cierto, y obtener de estas conversaciones un gobierno de coalición que permita poner en marcha lo pactado entre ellos. Y si nosotros lo exigimos desde el convencimiento de la urgencia que tiene España sobre las necesidades desatendidas que tanto demandan los ciudadanos, en el caso de los protagonistas, es decir, los que están parados, los que han dejado de percibir las ayudas a la dependencia, los que pagan la sanidad a medias, los que han perdido libertades o los que padecen las consecuencias de un mercado de trabajo por completo precario, es evidente que está mucho más justificado. Estas y estos tienen una visión claramente diferente de la situación y por supuesto que más prisa que aquellos que disfrutan de un puesto de trabajo, a los que la crisis no les ha afectado como al resto y, por tanto, como no es su película, con no asistir al estreno evitan los malos momentos.

Las reuniones a las que nos referimos, como sabemos, tratan de conseguir un consenso entre los partidos que han decidido participar en ellas con el único objetivo de cerrar un pacto fuerte y duradero que permita la ilusión de la ciudadanía en tanto que es ella la que merece el esfuerzo que algunos de los partidos y sus respectivos líderes están haciendo, que les podemos asegurar que no está resultando fácil, pero son tiempos de generosidad política, de un alto nivel de democracia y de dejarse de declaraciones invasoras que pretenden frenar el trabajo, intenso y complicado, de quienes conforman los equipos que estos días andan contra reloj para alcanzar el deseado pacto que haga viable gobernar España en solo unos días. Se entiende que cuando se ha estado al mando del país, se ha dispuesto del poder absoluto, se han tomado decisiones de gran calado que han frenado los niveles de libertad que teníamos, se ha atacado con fuerza al mundo laboral, se ha permitido, presuntamente, la corrupción más dura que hemos conocido y se ha mirado para otro lado, lo normal es que necesites todo tu interés personal y el de tu partido en parar lo que a estas alturas parece irremediable. Y más cuando, si salen las exigencias de los partidos reunidos en busca de lo mejor para el país, como ellos nos dicen, desaparecerán los aforamientos y las prebendas que el poder les permitía hasta hoy mismo sin necesidad de justificar sus decisiones a nadie.

Los tiempos están cambiando casi en todo, pero especialmente en el mundo de la política. Es quizás lo mejor del cambio político que ha registrado España: que el bipartidismo ha dejado paso a la presencia de más partidos, de más organizaciones que han llegado con ganas de renovar lo que se había anquilosado y presentaba grietas que anunciaban, desde lejos, su inminente caída.