Cuando
la corrupción se convierte en tema de conversación en la calle, lo
normal es que comparemos a unos y otros, es decir, a los que se han
pringado como partido o como militantes o cargos importantes, y los
que aún no han dado muestras de pasar a la acción llevándose lo
que no les pertenece. Por eso, los nuevos partidos, los recién
llegados, mantienen por el momento la duda sobre qué comportamiento
tendrán con relación a los escándalos de corrupción que conocemos
casi a diario. Concretamente Ciudadanos y Podemos son los que más
ojos les vigilan en busca de errores o amagos de los que pudiera
deducirse que sí, que efectivamente les va la cosa de llevárselo
calentito. Solo hay que recordar la que se montó alrededor de los
señores Monedero y Errejón, uno por esconder supuestamente un
dinero con intenciones de no declararlo, según nos decían, y el
otro por la misma causa, aunque uno estaba ligado con la Universidad
de Málaga y el otro con el Gobierno bolivariano de Venezuela. En el
caso de Ciudadanos, demostrado ha quedado que actúa con bastante
celeridad en los casos en los que algunos de los suyos no se
ajustaron a sus estatutos y les dan de baja inmediatamente. Ahora, en
el Ayuntamiento de la capital, se ha montado un buen lío en el que
están implicados los tres concejales representantes de este partido
y sobre los que se basa para gobernar el Partido Popular.
Pues
bien, ocurre que estos tres militantes, ejemplo del partido en
tierras jienenses, que no habían dado muestras que anunciaran las
intenciones ahora conocidas, resulta que han sido expulsados porque,
de acuerdo y con el apoyo del gobierno municipal, se han subido sus
emolumentos anuales en nada menos que el diez por ciento, que para
como están las cosas de los sueldos y más concretamente la
contabilidad de la Casa Consistorial capitalina, que es una de las
más endeudas de España, si no la primera, no es moco de pavo.
Superados los treinta mil euros anuales, los tres ediles no se
esperaban la decisión del partido de cesarlos de manera tajante,
casi sin darles tiempo a justificar su actitud. En el fondo,
convencidos estamos que tampoco les debe importar mucho, porque lo
que de verdad les debe interesar es seguir ostentando el cargo
público que les permite el cobro de soldada tan importante al menos
hasta el final de la legislatura. Por lo tanto, Ciudadanos se
mantiene lejos de la corrupción tal y como la conocemos entre
nosotros, pero tampoco les faltan rebeldes con causa por culpa del
dinero.
Como
la experiencia nos ha enseñado, todo es cosa de saber esperar, de
que el tiempo haga su trabajo y coloque a unos y otros en el lugar
que les corresponde de acuerdo con su actitud y su disposición a
aceptar dinero a cambio de favores. Entre la clase política, en
donde nos encontramos con personas de demostrada capacidad y no menos
honestidad, no faltan los que echan por tierra cualquier opinión
relacionada con la corrupción. Y como la situación es la que es,
con cientos de personas implicadas en asuntos sucios con el dinero
público de por medio, poco se puede hacer para intentar ni siquiera
la idea e imagen que en la calle se tiene de ellos y ellas cuando los
vemos entrar y salir de los juzgados. De hecho, con un poco de
suerte, pronto conoceremos sentencias que recaerán sobre personajes
importantes e influyentes que generarán aún mas inquietud entre la
ciudadanía, incrédula hasta este momento incluso de su situación
procesal. Lo repetimos: que el tiempo se encargue de poner a cada uno
en su sitio mientras nosotros esperamos justicia.