martes, 9 de febrero de 2016

PROTAGONISTAS: LAS MASCOTAS

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Como nada se consigue sin esfuerzo, tendremos que deducir que construir una ciudad más habitable, más humanizada que la actual necesitará de los grandes esfuerzos de todos, porque depositar responsabilidad tan enorme solo en la clase política nos parece un descarado abuso y un absurdo objetivo por imposible. Necesitamos, eso sí, cargarnos de razones y no menos de conocimientos para interpretar lo que de verdad necesitamos, olvidándonos de caprichos personales y actuando desde la solidaridad más sincera. Naturalmente, a la clase política, al Pleno del Ayuntamiento concretamente, reclamarle atención a los planteamientos ciudadanos. Hemos estado tan alejados de la ciudad que queremos, que ahora, cuando se nos pide opinión, cuando se nos da la oportunidad de participar en algo tan elemental y no menos necesario como la circulación rodada por nuestras calles, o dónde un aparcamiento o dónde un jardín para la diversión y el disfrute de los más pequeños, nos viene como largo, como si lo que en realidad quisieran los encuestadores es mostrarnos falsas expectativas de un futuro mejor.

En nuestro caso, al menos que sepamos y por ahora, en escasas ocasiones se nos ha pedido opinión. Sí es verdad que los primeros en participar en el sí o el no de una única dirección para la Lope de Vega han sido los vecinos de esta vía, que siguen el proyecto y su progreso conforme éste cumple plazos. Por el momento, como sabemos, la fecha del inicio de las obras que remodelarán la calle está decidida y solo falta que llegue el día en el que obreros y máquinas se encarguen de ponerla patas arriba y acabar con un problema que viene de muy lejos y que, al menos hasta que el nuevo gobierno municipal se hizo con la responsabilidad de la gestión de la ciudad, la vecindad no fue tenida en cuenta. Este asunto, del que podemos obtener varias lecturas positivas, confirma sobre todo la intención de los nuevos gestores de llegar cuanto más lejos mejor en su afán de compartir con los ciudadanos buena parte de sus decisiones, especialmente aquellas en las que ellas y ellos están involucrados incluso sin querer.

Una ciudad que quiera mejorar especialmente en su relación con sus ciudadanos, está obligada a conocer sus necesidades y compartirlas con quienes tienen la oportunidad y no menos la responsabilidad de desarrollar los planes o las quejas que les lleguen de parte de quienes de verdad saben de contratiempos y necesidades, porque recordemos que una ciudad equipada, saludable y fácil de recorrerla a pie necesita una vecindad comprometida. Y si alguien deduce que la nuestra es una de ellas, mejor sería que aceptara que lo que de verdad tenemos son posibilidades y mucho trabajo por delante. Por el momento, si consiguiéramos apoyo mayoritario a las decisiones que están por venir, medio camino habíamos resuelto a las primeras de cambio. Sin ir más lejos, ¿cómo aceptarán los propietarios de mascotas el que el Ayuntamiento haya decidido poner fin al abuso que algunos hacemos, permitiendo que las defecaciones de nuestros animales queden sin recoger en plena calle? No sabemos si los protagonistas lo recibirán con interés o todo lo contrario, pero sí que estamos en disposición de aplaudir la decisión los que sí recogemos sus deposiciones o simplemente no son dueños de ningún tipo de animal doméstico que necesite la calle para hacer sus necesidades.


En ese sencillo “a mí sí o a mí no” reside parte de una buena convivencia, en aceptar que lo que nos debe importar es el bien común. Y sancionar a las personas que no atienden a responsabilidades ciudadanas, se lo aseguramos, es algo que complace y mucho a quienes sí responden cívicamente.